Estaba esta mañana en el principal polígono industrial de Palma. Había ido a buscar la furgoneta al taller. Cuando ya me iba, ya en la calle, he salido a ver si me habían arreglado una cosa que había olvidado revisar en el taller. Al salir a revisarlo, otra furgoneta me hace una señal repetida con su claxon como se hace a un amigo y se para a mi lado. Abre la ventanilla (hoy hace un día gris y llovizna en Palma y es difícil reconocer a la gente que va en los coches) y, efectivamente, era un amigo mío muy querido. Un amigo que nunca esconde sus preferencias por el Partido Popular (como yo nunca escondo mi disgusto por la política aznarista del sí a la guerra de Irak y de la negación del diálogo y búsqueda del consenso con quienes no son de su Partido o parecer). Con una sonrisa abierta y feliz me ha estrechado la mano y me ha dicho: “enhorabona (enhorabuena)”. ¡Esto es fair play! Me ha convencido de que una inmensa mayoría de los simpatizantes del PP sienten y actúan como él. Enhorabuena también a ellos. Así, la enhorabuena es para todos (excepto para aquellos salientes o mediáticos concretos que actualmente están azuzando irresponsablemente): Enhorabuena a los ganadores (estoy convencido de que todos somos ganadores), enhorabuena a quienes, como mi amigo y yo mismo, hemos perdido, pero con fair play. Enhorabuena a todos los españoles.
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