16 marzo 2004

El día en que se apagaron las luces

Queridos amigos:

Las luces hace tiempo que se apagaron. Se apagaron cuando los españoles, hartos de corrupción y de guerra sucia contra el terrorismo, le dieron el poder a un megalómano que lo era por reacción. Mucho más cuando, cuatro años después, se lo dieron de forma absoluta. Se apagaron el 11 de septiembre del 2001. Se apagaron cuando el dueño del mundo le hizo “tilín” al megalómano. Se apagaron cuando los tres de las Azores, sin encomendarse ni a la ONU, ni a sus pueblos, aunque sí a Dios y al diablo, decidieron matar “colateralmente” para robar directamente, a partir del 20 de marzo de 2003, aunque aquí más del 90% de los españoles, muchísimos de ellos del PP, habían dicho “NO” a la guerra, que no era guerra y sí algo mucho menos noble y digno. Quien a hierro mata,...

Mucho más recientemente, se apagaron el pasado viernes día 5 de marzo cuando moría Juan Riudavets, un amigo de todos, menorquín de 114 años, el hombre documentalmente más viejo (con más tiempo de vida) del mundo, que permitía un record de vida a España. Se apagaron brutalmente el pasado jueves día 11 de marzo (2003), dos años y medio justos después del 11 de septiembre, cuando un brutal atentado en Madrid, nos dejó a todos aquellos que aún sentimos, un enorme dolor y horror. Se apagaron en este momento y permanecieron apagadas, por la manipulación informativa del Gobierno, durante varios días, hasta que el pasado domingo, el resultado de las elecciones generales, las volvió a encender: Una mayoría de gente de la ciudadanía española dijo “no” a la muerte, a la violencia, a la mentira, a la polarización, a la crispación, a la fractura, al enfrentamiento. Después de tanta horrible pesadilla prefirió, optó, la seguridad cívica y social a la seguridad económica. No podía respirar ya más y optó por el aire. Por nuevos aires de libertad recobrada. Y Dios dijo rehágase la luz y la luz se rehizo. Sólo aquello siguió permaneciendo en las tinieblas.

Pero yo quería hablar de la noche obscura, la víspera de las elecciones, en que algunos moderadores de listas de Internet cerraron sus canales de comunicación. Deberá ser otro día.

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