04 abril 2004

Cuba para los cubanos [Aprendiendo]

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RoCa wrote:
Fecha: Sun, 28 Mar 2004 20:58:30 -0600 (CST)
De: RoCa
A: aprendiendo@elistas.net
Asunto: [aprendiendo] Fwd: Fallo en el envio

Se equivocan los contra-Cubanos:

Fidel no esta solo ni tiene un único amigo en el Gabo.

Para miles de mexicanos, de latinoamericanos, de tercermundistas y hasta de primer mundistas, Fidel y Cuba son la esperanza viva de le redención anticapitalista, que aunque ocasionalmente ha tomado medidas defensivas criticadas por algunos intelectuales, estas son originadas por el constante bloqueo y agresión de los gringos y los pro yanquis, incluyendo a la “gusanera” antipatriota de Miami.

Si ahora Bush y sus corifeos, intentan reenfocar su intervención contra los cubanos, como lo han hecho contra Haití, contra Argentina y contra Venezuela y especialmente contra los musulmanes, se toparan con la resistencia continental solidaria a favor de “Cuba para los cubanos”

RoCa

zahorin wrote:


Espero que os resulte interesante esta historia de nuestro tiempo que es ejemplificadota de ciertos comportamientos y habilidades humanas.

Afectuosamente,

Zahorin

http://www.lavanguardia.es/web/20040323/51153447960.html

ÁNGEL ESTEBAN, ESPECIALISTA EN LITERATURA HISPANOAMERICANA
“Con Fidel, Gabo goza de su droga: ¡el poder!”

Tengo 40 años. Nací en Zaragoza y soy profesor titular de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Granada. Estoy soltero y sin hijos. Abogo por la democracia y los derechos individuales, sin fidelidades sentimentales a un partido. Soy católico practicante. A García Márquez le fascina Fidel Castro como encarnación del poder

VÍCTOR–M. AMELA - 23/03/2004

-Hasta qué punto son amigos Fidel Castro y Gabriel García Márquez?

–Para ambos, esa amistad vale mucho más que el amor.

–Pero seguro que algo podría romperla.

–¡Nada! Nada podría romperla.

–¿Nada?

–Sólo la muerte de uno de los dos.

–¿Tan sólida es esa amistad?

–Gabo ya ha dicho que no volvería a pisar Cuba si Fidel muriese antes que él. Y a Fidel no le queda ya otro amigo que Gabo.

–No será una relación homosexual...

–No, no: eso hay que descartarlo. A los dos les gustan demasiado las mujeres...

–¿Cuándo se vieron por primera vez?

–Es probable que se cruzasen por las calles de Bogotá el 9 de abril de 1948. Ambos tenían 21 años, no se conocían y eran desconocidos para el mundo.

–¿Qué pasó ese día?

–El “bogotazo”: Gaitán, joven político socialdemócrata y esperanza del país, al que todos daban por próximo presidente de Colombia, fue asesinado. Y en las calles de Bogotá se desató el caos, con asaltos, incendios...

–¿Y estaban en ese caos Fidel y Gabo?

–Sí. Pero Gabo era sólo un estudiante de Derecho que en una pensión escribía cuentos, devorado por el fervor literario... Fidel, en cambio, estaba en Bogotá con un grupo de estudiantes cubanos para organizar un congreso de estudiantes latinoamericanos.

–O sea, que Fidel estaba ya politizado...

–Sí. Gabo, en cambio, lloraba porque su pensión ardió y con ella los cuentos que había escrito... A Gabo le politizará su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, muy izquierdista, a mediados de los años 50. Los dos eran periodistas, y viajaron juntos a Cuba en 1959...

–¿En plena revolución?

–Sí. Aterrizaron en Camagüey el 19 de enero... y Fidel apareció por el aeropuerto para recibir a la prensa que iba a informar sobre los juicios públicos a oficiales de Batista. Fidel vio a un Gabo fatigado y preguntó: “¿Ha comido algo?”, y le ofreció un bocadillo.

–La primera frase de una larga amistad...

–No, porque esa amistad no fraguó hasta muchos años más tarde, hasta 1975.

–¿No empezó en aquel aeropuerto, pues?

–No: Fidel ni se acuerda, me contó Plinio... Gabo sí llegaba fascinado por la figura de Fidel Castro y su revolución antiyanqui.

–¿Y nada de lo que vio le haría dudar?

–Nada, pese a que Gabo y Plinio firmaron una petición de revisión de juicio de un coronel del ejército de Batista que iba a ser fusilado... Fue fusilado, pero eso no alteró a Gabo.

–Gabo es contrario a la pena de muerte.

–Sí. Pero calla cuando la impone Castro.Hace poco, pese a las ejecuciones en Cuba –criticadas por Saramago, Sontag, Grass...–, Gabo evitó criticar a su amigo Fidel.

–¿Y por qué que tardó tantos años en cuajar esa amistad entre García Márquez y Castro?

–Pese a que Gabo escribía con simpatía sobre Cuba, e intentó muchas veces acercarse al círculo de Fidel..., Fidel desconfiaba de él: le veía como al intelectual que “mira los toros desde la barrera”. Confiaba en Julio Cortázar y, sobre todo, en Mario Vargas Llosa...

–¡En Vargas Llosa! ¡Quién lo diría hoy...!

–Vargas Llosa era un revolucionario muy activo, activista, capaz de poner bombas...

–¿Y qué rompió el idilio Mario-Fidel?

–El caso del poeta cubano revolucionario Heberto Padilla: Fidel consideró “contrarrevolucionario” uno de sus poemarios y le encarceló, torturó ¡y forzó a una autocrítica en público, en 1971! Esto escandalizó a los camaradas Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza y otros, que firmaron cartas de rechazo a esa actitud estalinista de la revolución...

–¿Firmó también García Márquez?

–Escurrió el bulto. Y en 1975 viajó a Cuba y publicó “Cuba, de cabo a rabo”, un largo reportaje que describe el país como un mundo perfecto de hombres libres y felices.

–¿Fue ahí donde se ganó a Fidel, por fin?

–Desde luego: Castro corrió a ver a Gabo a su hotel, y le ungió como su intelectual predilecto, como a su embajador ante el mundo. ¡Allí nació esta amistad ya indestructible!

–Con la que Fidel Castro gana a un impagable propagandista, pero... ¿qué gana Gabo?

–Una isla. ¡Es un héroe en Cuba! Dispone gratis de una lujosa mansión en Siboney, estilo Beverly Hills, y un Mercedes le recoge en el aeropuerto, y nadie como él tiene en Cuba acceso al divino Fidel Castro, y es feliz paseando con él en camiseta y bañador, y...

–¿Y no siente un leve escrúpulo moral por beneficiarse de una dictadura unipersonal?

–Fidel es su amigo, y punto. ¡Para Gabo, eso está por encima de todo! Gabo cubre esos escrúpulos haciendo gestiones individuales para sacar de Cuba a este o a aquel disidente... Y, haciéndolo, ¡se siente tan poderoso! Goza de su única droga: ¡el poder!

–¿A Gabo le atrae el poder?

–Le fascina. ¡Y el poder lo es más cuanto más absoluto y arbitrario sea! Fíjese: es algo que está en todos sus libros, es algo obsesivo.

–¿Está insinuándome alguna psicopatía?

–Gabo viene de una familia pobrísima, y él mismo no tuvo un duro ni fue nadie hasta los 40 años... ¡Sentir cerca el poder le hace sentirse vivo, sentirse alguien en el mundo!

–Si esto fuera así, ¿por qué Gabo no se ha dedicado a la política en vez de a escribir?

–Ha podido ser presidente de Colombia, y no ha querido: es lógico, porque se trataría de un poder transitorio. ¡Mejor tratar con Torrijos, Mitterrand, Clinton, Felipe..., moverse entre ellos, mediar, vampirizar su poder!

–Casi como la polilla va hacia la luz...

–¡Sí! Y Castro, capaz de ese poder omnímodo y vitalicio sobre un pueblo, es una luz muy brillante, embriagadora... Cegadora.

El premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez ha declarado que, para él, Cuba es “el paisaje de una amistad”, y con tan bella frase –sangrante para miles de cubanos huidos de ese paisaje– subtitula Ángel Esteban su ensayo “Gabo y Fidel” (Espasa), que estudia a fondo la amistad entre Castro y García Márquez. Una amistad a prueba de treinta años de cataclismos históricos, de bloqueos, “marielitos”, balseros y penas de muerte. La veo como la amistad entre un macho alfa de la literatura y un macho alfa de la política: una amistad muy del siglo XX que morirá en el XXI, pero por causa biológica, no intelectual. Esteban lo ha glosado en la librería Garbí y en la Universitat Internacional de Catalunya, resumiendo: a Fidel le queda un amigo, y será hasta el final. Ya no hay amigos así...

RoCa

Paso del Norte,Chih.Méx.2004

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