27 septiembre 2024

La Guerra civil en Mallorca. 5 Ingreso en radio Mallorca

La Guerra civil en Mallorca vivida por Josep Pons Bestard 

5 Ingreso en radio Mallorca


Una mañana 
de finales de septiembre o principios de octubre, no recuerdo exactamente, el sargento de semana de mi Compañía, me ordenó que fuera al Cuartel de la Rambla, sede de la Plana Mayor del Grupo, y me presentara al teniente de Mayoría.
A este teniente, de la escala de reserva que años atrás, por una ley de la Dictadura de Primo de Rivera, había sido policía gubernativo, se le podía clasificar entre los que están totalmente de vuelta. Conocedor de todo lo bueno y lo malo y, dentro de su particular modo de ser y ver, no se podía decir que, exceptuando su normal desenvolvimiento en ambientes de juego y prostitución, no fuera una buena persona.
Aún siendo hombre de cultura bastante deficiente, era lo suficientemente inteligente, mejor aún, lo suficiente "listo" o "vivo" para haber aprendido a nadar y guardar la ropa.
Tuvo la gracia de estar bien con unos y con otros...
Tengo la certeza de que me conocía y sabía quién era yo y de donde procedía. Me recibió muy bien y de forma cariñosa me comunicó que, de parte del comandante jefe del Grupo, tenía que presentarme al capitán encargado de los Servicios Informativos de Radio Mallorca; puesto que el jefe de Estado Mayor, un tal Marín de Bernardo, quería que todos estos servicios estuvieran, a ser posible, en manos del Grupo de Ingenieros y, como había una vacante, teníamos que cubrirla los de Ingenieros
-Y tú, me dijo en cierto tono irónico, hacías unas crónicas de natación bastante buenas
-Si, ya lo supongo...
Cumpliendo sus instrucciones bajé a la planta baja, atravesé el patio y me metí en el Cuarto de Banderas... sólo había un teniente muy conocido por la tropa por sobrenombre de "Sa Mula", quien me introdujo en el despacho del comandante. Este estaba mirando unos papeles y sin apenas levantar la cabeza exclamó:
-Entra. Siéntate.
Vengo de parte del...
-Sí, ya lo sé -me dijo interrumpiéndome en tono de mandoVuelve a bajar la cabeza y sigue tomando apuntes. De pronto cierra un libro que parece un dietario y mirándome muy serio, como si quisiera echarle un poco de teatro, exclama: 
-Marín de Bernardo, si bien es diplomado en Estado Mayor, hay que tener en cuenta que pertenece a Ingenieros y quiere que muchos servicios, especialmente la radio, sean atendidos por nosotros. Así es que vas a Radio Mallorca al capitán que, dicho entre nosotros, no es de Ingenieros, y te pones a sus órdenes.
Intento contestarle, por creer que ha terminado, pero me vuelve a interrumpir y, ya medio en broma medio en serio añade:  -Si por casualidad te dice que no esperaba un soldado raso, me llamas y te mando unos galones de sargento o una estrella de alférez. Lo que más te guste...
-Pero mi comandante, yo
Nada, nada ... Tú sirves y tienes que hacerme quedar bien y en tono cariñoso, añadió- Si no, te fusilo . Arregla tus cosas y dile al teniente de Mayoría que me baje el oficio  para la firma. Adiós.
- A sus órdenes.
Salí confuso. Me habían metido en la boca del lobo..Cada día todo se me iba complicando más y más...
No cabe duda que me interesaba "enchufarme" un poco y salir de aquellas dichosas guardias en el Cuartel de caballería, puesto que los chinches no me depban tranquilo.
No había podido acostumbrarme a aquellos bichos que al ser aplastados se convertían en un indecente líquido, mezcla de sangre y pus... Pero aquel "enchufe" podía ser muy peligroso. Ahora bien, aún con el miedo metido en el cuerpo, me alegró. Quien sabe como se desarrollarían las cosas y aún como podía ser útil a mi causa y, al mismo tiempo, dejar de ser lo que en la práctica era: un rebelde.


Gobierno civil y Correos. Palma


Provisto de un "pase" o salvoconducto del Estado Mayor, podía circular a cualquier hora del día o de la noche.
Se trataba, por tanto, en posesión de una gran libertad de movimientos, pero me sentía encerrado en una ratonera... ¡y lo estaba! Mi trabajo consistía en saber. Por mí pasaban todas las noticias. Por mí y por otro compañero, y periodista profesional...
Entre ambos repartíamos las veinticuatro horas.
Ayudados por taquígrafos clasificábamos las noticias, así como los comunicados privados, consignas y otras comunicaciones y por mediación del capitán, jefe del Departamento, pasaba al teniente coronel Taix, que al mismo tiempo se las entendía con el capitán General o quien correspondiera, según el caso. diarios palmesanos El Día, La Última Hora, El Correo de Mallorca, tenían siempre una guardia de redactores que esperaban que les diéramos lo que debían publicar y que, normalmente, no era lo que habíamos recibido.. .
No importa decir que todos estos periodistas nos trataban con todos los cuidados imaginables... A mí, no me "sacaban" más que la nota oficial y nada más. Ni siquiera un simple comentario.

De todas formas, supongo que los diarios ya se cuidaban de enviar a gente hecha para el caso, puesto que ellos, sin

distinción alguna, eran unos perfectos fascistas lo unos y, los otros, unos redomados clericales. Unos y otros creían que la salvación dependía de no dejar vivo a ningún "rojo".

Algunas noches, además de los periodistas, venían a "saber" algunos "carcas" viejos, de "categoría", y entre ellos algún teniente o coronel de estos que, en el Ejército, no tenían objeto por su avanzada edad y se armaba cada discusión "patriótica" que daba náuseas unas veces y risas de verdad otras, por la cantidad de disparates e insensateces que se vertían.

Me sentía mal, muy mal.

Quizás con todo lo que veía, oía y sabía, hubiera podido ser un peón de calidad en la ayuda al otro bando que, en definitiva, era el mío...

Pero ¿con quién establecer contacto?

Yo sabía cosas, muchas cosas que sólo el Estado Mayor, y mi compañero Lamberto Cortés, periodista de El Correo de Mallorca, diario derechista a más no poder, conocían; así como el capitán de caballería José Isasi, conocíamos en casi toda su totalidad y que, probablemente, hubiera sido de algún provecho a los luchaban al otro bando..


Lamberto Cortés "Avespa". E A J 13 Radio Mallorca


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