08 noviembre 2025

Joan Alcover. Enciclopèdia.cat (cast)

Joan Alcover i Maspons. Enciclopèdia.cat

(Palma, Mallorca, 3 de mayo de 1854 — Palma, Mallorca, 25 de febrero de 1926)

Poeta, ensayista y político.

De familia urbana bendita, estudió en el Instituto Balear, donde fue discípulo de Pons i Gallarza y condiscipulo, entre otros, de Costa i Llobera, Joan Ll. Estelrich y Antoni Maura. 

En 1869 inició la carrera de derecho en Barcelona, donde reafirmó su afección literaria, entró en contacto con el movimiento del Renacimiento y escribió buena parte de sus primeros poemas y narraciones, alternativamente en castellano y en un catalán dialectal e inseguro. Sus primeras publicaciones poéticas las dio a conocer desde las páginas de Revista Balear (1872-74).

Después de obtener, a veinticuatro años, el título de abogado, se instaló definitivamente en Mallorca, se casó con la barcelonesa Rosa Pujol y empezó a ejercer. Durante estos años adoptó unas actitudes provincianas que coincidieron con la ascensión profesional —concejal del Ayuntamiento de Palma, 1879; diputado provincial por Manacor, 1883; relator de audiencia, 1886-1926, y diputado a cortes por el partido liberal, 1893 y con la militancia activa dentro del maurismo mallorquín. Este proceso personal repercutió en él ideológica y literariamente: se convirtió en la tipificación del intelectual de provincia que concibe el arte como refugio, y, así, acabó organizando en su casa una tertulia que reunía a los literatos insulares y acogía a los artistas y escritores que visitaban la isla. Por otro lado, abdicó el vago catalanismo literario y, en consecuencia, su poesía fue, hasta el tomo del siglo, prácticamente toda en castellano. En 1887, año de la muerte de su primera mujer (de la que tuvo sus hijos Pere, Teresa y Gaietà), publicó en Mallorca el volumen Poesías, que reeditó en 1892 en una segunda edición aumentada. En 1891 se casó en segundas nupcias con María de Haro y Rosselló, que murió en 1931. En 1892 publicó Nuevas Poesías, que incluyen la traducción al catalán del poema Fantasía de Carducci. Siguieron Poemas y armonías (1894) y Meteoros. Poemas, apólogos y cuentos (1901), el año de la muerte de su hija Teresa. Predomina en esta producción la poesía superficial, a imitación de Campoamor, y, muy diluida, la influencia de Leopardi, Lamartine, Carducci, Hugo, etc.

Algunos de los poemas más exitosos insinúan las posibilidades creadoras que se manifestaron al ser superada una crisis personal. Ésta, que se produjo en los primeros años del siglo XX, se debió básicamente a la conciencia de fracaso como poeta en castellano —pese a los elogios de sus amigos Menéndez y Pelayo, Valera, Blanco García, Estelrich, etc.— y al éxito inesperado de unos poemas catalanes hechos por encargo: La sierra, homenaje a Costa y Llobera, y La reliquia, petición de Rusiñol para un álbum. En estos poemas, Alcover rompió con el mimetismo juvenil y glosó, en el primero, una canción popular, que se convirtió en una exaltación de la ruralía, y en el segundo, evocó nostálgicamente el mal du siècle, agudizado por el recuerdo de la mujer y de la hija, muertas ambas.

Espoleado por Costa, Alomar, Oliver y otros amigos, por los éxitos conseguidos pronto en Barcelona y, probablemente, por las campañas idiomáticas de mossèn Alcover, revisó en parte su ideología y se incorporó a la literatura autóctona con la aceptación de los presupuestos del catalanismo político postulados por la Lliga Regionalista. Participó en los Juegos Florales de Barcelona (1905, año de la muerte de su hijo Pedro; 1907, y 1909, en que fue proclamado maestro en gay saber); en las conferencias que los intelectuales mallorquines hicieron en el Ateneo Barcelonès (1904), y en el Primer Congreso de la Lengua Catalana (1906) con la ponencia "La lengua catalana es entre nosotros la única expresión posible del escritor-artista". En pocos años se convirtió en una de las primeras figuras de la poesía catalana, que la aparición de Cap al tard (1909), su primer libro en catalán, concurrió. En este libro recogió varios tipos de poesías: las célebres elegías, verdaderas piezas mayores; las canciones de la sierra o visiones del país; las arreglas o poemas dirigidos a otros literatos, y algunas juveniles. Estéticamente, son una versión ecléctica y personal del Modernismo y con estas obras consiguió devolver la poesía catalana a un nivel de alta perfección.

Nueve años después publicó Poemas bíblicos (1918), que, en conjunto y a pesar de aciertos indudables, son de un tono menor. El recurso a la Biblia, además de indicar una de sus lecturas preferidas, insinuaba el inicio de una esterilidad poética provocada por el peso de los años y, sobre todo, por los dislates familiares. Así, en 1919, en el que alcanza el premio Fastenrath, Alcover perdió, el mismo día, en Barcelona y en Mallorca, respectivamente, sus hijos Gaietà y Maria. A partir de entonces, las nuevas incorporaciones fueron escasas y a menudo se redujeron a reelaboraciones o traducciones de piezas anteriores. Cabe destacar los haikais y chispas —poemas breves— y, en otro sentido, la maestría que ejerció sobre numerosos poetas del Principado y los miembros de la llamada Escuela Mallorquina.

Complemento de su actividad poética son las conferencias recogidas en Arte y literatura (1904) y en Reacción literaria (1910), los discursos de los Juegos Florales, y los artículos y retratos literarios. Del primer volumen, es especialmente significativa la conferencia "Humanización del arte", una auténtica declaración estética sobre los vínculos entre la creación y la experiencia, en detrimento de los postulados del arte por el arte. En conjunto, en estos escritos, de prosa ágil y elegante, dejó juicios críticos de gran agudeza —como el que dedicó al Modernismo—, observaciones sobre sus lecturas y comentarios en los escritos teóricos de Carlyle, Taine, Schopenhauer y Tolstoj. Tiene particular interés su concepción del arte, no exenta de contradicciones, junto a la finalidad que le atribuía.

Su obra, publicada numerosas veces, fue reunida en las Obras completas (1951), que es la edición más comprensiva, bien que faltan los escritos —quizás perdidos— de tipo político, aspecto en el que Alcover ha sido negligido. Correspondiente de la Real Academia Española (1904), de la Academia de Buenas Letras de Barcelona (1913) y del Institut d'Estudis Catalans (1916), intervino en la edición de las obras de Costa y de Oliver. 

Algunas de sus poesías han sido traducidas a varias lenguas y musicadas (La Balanguera, por Amadeu Vives, que en 1996 fue declarada himno oficial de Mallorca).

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La Balanguera:

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.

La Balanguera misteriosa
com una aranya d'art subtil,
buida que buida sa filosa,
de nostra vida treu el fil.
Com una parca bé cavil·la
teixint la tela per demà.

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.

Girant la ullada cap enrera
guaita les ombres de l'avior,
i de la nova primavera
sap on s'amaga la llavor.
Sap que la soca més s'enfila
com més endins pot arrelar.

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.


Quan la parella ve de noces,
ja veu i compta sos minyons;
veu com devallen a les fosses
els que ara viuen d'il·lusions,
els que a la plaça de la vila
surten a riure i a cantar.

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.


Bellugant l'aspi, el fil cabdella,
i de la pàtria la visió
fa bategar son cor de vella
sota la sarja del gipó.
Dins la profunda nit tranquil·la,
destria l'auba qui vendrà.

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.


De tradicions i d'esperances
tix la senyera pel jovent
com qui fa un vel de noviances
amb cabelleres d'or i argent
de la infantesa que s'enfila,
de la vellura que se'n va.

La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.


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