Desde la selva amazónica, en la ciudad de Lima, de nuevo
A) Cooperativa agraria ALLIMA CACAO en manos mallorquinas (CHAZUTA)
https://socrodamon.blogspot.com/2025/11/cooperativa-agraria-allima-cacao-de.html
B) Centro turístico Taytamaki (TARAPOTO)
https://photos.app.goo.gl/eQZeHvhgBNTatCxQ6
C) De la selva amazónica a la costera capital de Perú (LIMA)
https://photos.app.goo.gl/BHKcKGED7BFPyh1v9
D) Villa María del Triunfo (LIMA)
https://photos.app.goo.gl/TwxBgdA2qze82qXK8
E) Cementerio de Pachacamac (LIMA)
https://photos.app.goo.gl/wzC2tib8wNHjq26M8
Centro turístico Taytamaki (Tarapoto)
Cuando le pido al buen amigo tarapotín Roberto Acuña Marín qué lugar turístico de Tarapoto nos recomienda visitar, que no hayamos visto todavía, nos señala uno que yo desconocía que existiera.
De hecho, está muy cerca del centro de la ciudad. Apenas media hora en coche desde la plaza principal. Al pasar por la plaza de Armes, un joven nos ofrece el servicio de taxi y acompañamiento a un centro turístico que lleva el nombre de Taytamaki.
Vamos los tres, en su coche Toyota. Atravesamos la ciudad, salimos a las afueras y nos adentramos en un bosque selvático de vegetación espesa. Llegados a un punto, debemos bajar para iniciar nuestra caminata a pie, durante una hora aproximadamente.
El parque Taytamaki se encuentra a unos 20 minutos en coche desde la plaza principal de Tarapoto. Sí conviene llevar, nos recomiendan, agua para beber, repelente de insectos y bloqueador solar, debido al sol que arde ya los numerosísimos mosquitos que abundan.
En la entrada, debemos inscribirnos. Pagamos lo estipulado. Pedimos la «bolita». Sirve para obtener rebajas y beneficios fiscales para su titular, en determinados centros comerciales de todo el país.
Nos encontramos un anciano que, muy amablemente, nos explica el recorrido que podemos hacer. Claro y evidente que no lo haremos entero. Me ofrece con agrado un garrote, para que yo pueda caminar más confortablemente. Son demasiados kilómetros para recorrer, encaramándonos por una montaña inmensa.
Este centro turístico, verdadero parque amazónico, se encuentra situado en las partes más altas de la ciudad de Tarapoto. La gente que acude combina aventuras, conexión con la naturaleza, cultura local, cosmovisión amazónica, y su mirador excepcional que lleva el nombre de "La Mano de Dios", una de sus atracciones más famosas.
Nos encontramos en un entorno privilegiado, rodeado de montañas y de vegetación exuberante, que cuenta con varios circuitos temáticos.
Nosotros tres hacemos el Circuito Plegasi. Nos lleva a visitar el mirador "La Mano de Dios", la atracción más relevante del parque. Hacemos el trayecto por un camino señalizado que ofrece en cada tramo la representación de los «7 Pecats capitals».
Es una caminata de media hora de ascensión por un camino muy bien escalonado. De vez en cuando nos presenta la temática basada en la cosmovisión y la mitología amazónica.
Ninguno de los tres, nos atrevemos a practicar ninguno de los deportes extremos con los que cuenta el parque, dentro de un área específica para actividades de aventura: Canopy /tirolesa, puente tibetano, Sky Bike (bicicleta suspendida en el aire), puente colgante, etc.
Desde el mirador obtenemos una vista panorámica extraordinaria sobre la ciudad de Tarapoto, de punta a punta, y sobre todo el valle de Sant Martí.
No llega a obtener información pública de ninguna lista detallada de la flora y fauna específicas en el interior del parque Taytamaki. Según nos dicen, si nos echáramos hacia fuera, en la curruca de las cimas más altas, podríamos llegar a encontrar animales salvajes, como panteras, víboras, culebres, etc.
Retorno a la ciudad de Lima
Al cabo de más de una mesada de la llegada a Perú el pasado día 9 de octubre, después de recorrer lugares diversos de la selva amazónica, vuelvo a encontrarme en la ciudad de Lima, la capital del país, procedente de Tarapoto en vuelo aéreo directo, de una hora de duración, más o menos.
Paso la primera noche en la casa de Pamela, la hija de mi ahijada piurana Zully Socorro, situada en el distrito limeño de Los Olivos, en Lima Norte; y la segunda en la casa de la familia Caravedo Duran, afincada en el distrito limeño de Los Cedros, en Chorrillos, Lima Sur.
En ambos lugares me siento como en mi casa. Me tratan la mar de bien. Quisiera que me quedara más tiempo, pero tengo que llevar bien las cuentas, porque me dan cuenta de que los días pasan muy rápidos. ¡No me daré cuenta y ya me llegará la hora de tener que volver a Mallorca!
Mañana domingo hago cuentas llegar al otro distrito limeny en el que vive y reside la familia Urrutia Naveros, en Villa María del Triunfo, donde quieren que me quede una semana entera, en la zona llamada San Gabriel Alto.
Gracias a Dios, hasta ahora mismo todo me va la mar de bien, sin ninguna casta de empero considerable ni ningún obstáculo de relieve. La comida se me cae bien. La salud se mantiene firme. Las piernas y rodillas resisten caminatas prolongadas. ¡Qué más puedo pedir!
Trato de tomar los medicamentos recetados por la doctora Joana González, del PAC s'Escorxador, de Ciudad; y de llevar a cabo durante media hora diaria las prácticas gimnasia recomendadas por el traumatólogo del Hospital de Son Espases, orientadas a la rehabilitación de extremidades con artrosis, como son los brazos y las piernas. Empleo bastón, y, también, tiro de elásticos.
Con una palabra, no puedo quejarme. Más bien me siento muy satisfecho de así como la Vida me está tratando hasta ahora mismo en este país de América Latina que llamamos Perú. ¡Le doy muchas gracias a Dios!
Desde Los Cedros hacia Villa María del Triunfo
Es domingo, 16 de noviembre de 2025. Todo listo para que la familia Urrutia Naveros, que vive y reside en el distrito limeño de Villa María del Triunfo pasen a recogerme en coche aquí donde estamos ahora, en Los Cedros, en el distrito limeño de Chorrillos. Ambos situados en Lima Sur.
Con su coche disponible, conducido por Simón Urrutia, junto a su esposa Juanita Naveros y su hija Jossy Urrutia Naveros, vienen a buscarme a Chorrillos.
Llevo la idea de ir a pasar una semana entera en su casa, en el barrio de San Gabriel Alto donde viven, distrito limeño de Villa María del Triunfo.
Simón es muy buen conductor. Ha llevado coche por dentro a Lima, conduciendo «microbuses» durante años. Se las sabe todas. Es una tarea que compatibiliza con la profesión que ejerce como jefe de personal de seguridad en el hospital Maria Auxiliadora, en el distrito limeño de San Juan de Miraflores.
Allí mismo también trabaja su esposa Juanita, como técnica nutricionista. Ambos, desde hace muchos años.
Una vez les paso la "ubicación" de donde vivo, con "googlemaps" como guía, en poco más de una hora están en la casa "chorrillana".
Pasamos un rato conversando en el salón-comedor de los Caravedo Durán, donde he pasado una jornada entera, después de permanecer en Los Olivos, procedente de la selva amazónica peruana.
Enfilamos hacia Villa María del Triunfo, por unos parajes que nos llevan a atravesar por calles y avenidas y alamedas, subiendo collados y coronando cimas y montañitas. Ratos por caminos sin asfaltar, ratos por pistas asfaltadas. Hasta que lleguemos a la casa familiar donde viven desde hace años, en San Gabriel Alto.
No es ésta la primera vez que me hago presente. Me voy, como mínimo, en tres o cuatro ocasiones anteriores. Conozco un poco el sitio y las características más relevantes. Sé que se trata de un barrio limón y de una casita muy humildes y modestos, entre cientos o miles de otras casitas más humildes y más modestas todavía.
Constituye uno de los barrios más marginales del llamado Cono Sur de Lima. No poca gente de los sectores más acomodados de Lima nunca se acerca. Hablan muy despectivamente, de barriadas como ésta, consideradas muy «peligrosas», rellenas de «drogadictos» y de individuos dedicados a actividades delictivas.
En cambio, yo me encuentro muy a gusto en un ambiente tan popular como éste. Sin las comodidades de un hotel céntrico de cinco estrellas, ciertamente. Pero con la presencia y cuidados muy amables de todos y cada uno de los miembros de la familia Urrutia Naveros. Estamos muy bien tratados y recibidos por una gente profundamente religiosa: entre católica y evangélica, adscrita a la Alianza Cristiana Misionera.
Ponen a mi disposición total una habitación del primer piso, con mesita, cama, corriente eléctrica, wifi. Desde la ventana, atisba en el horizonte muchedumbre de casitas construidas en las faldas de las montañas peladas y rocosas o arenosas. La cocina, el comedor y el baño están en la planta baja. La casa, de tres plantas, cuenta con un corral que cobija aves de corral, áneres y conejitos de Indias.
Después de cenar, muerto de sueño, me acuesto y descanso.
De Villa María del Triunfo a Manchay Alto
Juanita es muy conocida entre las misioneras y los misioneras de Mallorca que trabajamos en Perú en la década de los años 70/90. Durante mucho tiempo, con su hermana Felicitas se encargan del mantenimiento, limpieza y cuidado doméstico de la casa que tenemos en Lima, en el Parque González Prada, en el distrito limenyo de Magdalena del Mar.
Aquí la conozco por primera vez, cuando no cuenta con más de quince años. Ahora es madre de dos hijas y un hijo, junto a su esposo Simón. Ambos provienen de la sierra andina de Andahuaylas. Rondinea los 65 años de edad.
Intentamos contactar por «video-llamada» con un gran amigo suyo, el manacorí mosén Pere Fons, antiguo párroco de la parroquia de San Juan María Vianney. Nos alegramos mucho de mantener una conversación, aunque breve, bastante emotiva, desde la ciudad de Lima con la que está a punto de colgarse por lugares vilafranqueros de Mallorca.
En el primer día, la familia Urrutia Naveros me tiene preparada una sorpresa. Quieren que lleguemos en su coche hasta uno de los lugares donde han trabajado las Hermanas de la Caridad mallorquinas: en Manchay Alto.
Justo después de comer, subimos carretera abajo hacia este lugar del que mantengo muy buenos recuerdos de tiempos pasados. Hoy me aflojo de hacer la noneta habitual y diaria.
Con la cámara del móvil y Sony de grabar imágenes en 4G, voy guardando en la tarjeta fotos y vídeos de los lugares por donde pasamos. A veces polvorientos, otras veces más enclatinados.
En la ida, pocos coches. A la vuelta muchos más, y con más dificultades que encontramos, cuando por un camino muy estrecho, de polvo y de tierra, un coche y un trailer de veintidós ruedas no pueden pasar. Provocan colas en ambos sentidos, con una taringa de otros vehículos, conducidos por quienes hay que revestir de mucha paciencia, mientras no pueda salir adelante hacia donde va.
La casita de las monjas de Manchay se mantiene tal y como era tiempo atrás. Me hago unas cuantas fotos, como he hecho otras veces durante los últimos cincuenta años. La plazoleta, la iglesia, la escuela, el comedor popular, han ido cambiando, remodelados, repintados, rehabilitados, acondicionados a las necesidades que van surgiendo.
En unos momentos como éste, me siento empujado a tener que agradecer profunda e intensamente el trabajo hecho por tantas mujeres de Mallorca que, siguiendo las huellas de las Hermanas de la Caridad, y otras congregaciones religiosas mallorquinas, han dedicado esfuerzos y trabajos a mejorar las condiciones de vida de una población dedicada mayoritariamente a las fe Lurín. Hoy en día, desgraciadamente, con demasiado poca agua que descienda por su cama desde las cimas y las montañas más altas.
Con Felanitx (Mallorca), desde Lima (Perú)
Juanita Naveros Quintana es muy amiga de todas las Hermanas de la Caridad que han pasado por Perú. De una forma muy especial de la felanitxera Sor Antònia Mas Barceló.
Intento ponerlas en contacto y comunicación, vía «whatsapp-vídeo». Se entretienen un buen rato. Ambas contentas de verse y sentirse. Algo que otro tiempo no sólo resulta imposible de hacer, sino incluso impensable e inimaginable.
Estas nuevas tecnologías, si bien es cierto que pueden causar cierto alejamiento y el aislamiento con los que tenemos al lado, también nos permiten sentirnos mucho más cerca de los que tenemos más lejos. Y esto es mucho que agradecer, sobre todo cuando nos encontramos en esta situación segunda. Muchísimo más que lamentable en la primera.
Mantenida la conversación con Felanitx, desde el distrito limeño de Villa María del Triunfo, nos disponemos a visitar el cementerio de Pachacamac, Parque del Paraíso, lo llaman. Reposan los restos mortales de mi buena amiga Felicitas Naveros Quintana de Saavedra que muere en 2006, y la otra hermana suya de padre y madre, Benedicta, quien muere en 2023 y que no conozco ni llega a tratar tanto. Ambas son hermanas de Juanita.
Cecil Buele
Noviembre de 2025.
(el original, escrito en catalán)
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