16 enero 2025

Psicología 17: Psicología Positiva

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Psicología positiva
Psicología positiva (de última generación)
Filósofos occidentales (el filósofo Epicuro)
La meditación oriental
Neurocientíficos: El cerebro plástico
Psicología positiva de Seligman
Compasionado mente training (CMT) de Paul Gilbert
La meditación. Técnicas
La Compasión (compartir los sentimientos)
Ejercicios de psicología positiva por ser más feliz
Webs de Psicología Positiva


Psicología positiva (de última generación):

Neurocientíficos, filósofos occidentales, budistas orientales y psicólogos positivos: Conclusiones coincidentes
Neurocientíficos, filósofos occidentales, budistas orientales y psicólogos positivos: Aportaciones particulares
Filósofos occidentales. Epicuro: Su fórmula de la felicidad: Amistad, libertad y reflexión.

La psicología positiva es la disciplina psicológica que estudia las bases de las emociones positivas de la persona y sus fortalezas o puntos fuertes.

Son emociones positivas el bienestar personal, la felicidad, la alegría o el amor.

Son puntos fuertes, fortalezas o aspectos positivos de la persona, en una determinada, aquellas características personales que le facilitan las relaciones interpersonales positivas bien sea para mejorar su bienestar personal o felicidad propia, bien sea para poder conseguir objetivos personales, sociales de simple relación personal o laboral (de trabajo) o de cualquier otro tipo, que resulten gratificantes tanto para la persona de la que nos referimos como para las personas que se relacionan con ella.

1 La felicidad no se puede encontrar nunca en el "yo", se encuentra en el "nosotros".
2 A ser felices se puede aprender.

Además: La felicidad es contagiosa: "Si el amigo de tu amigo se alegra, tú te alegras". Recordemos lo: "Yo estoy bien - tú estás bien": "Yo estoy mejor cuando mejor están los que me rodean" de la psicología humanista.

Para Seligman, la felicidad consiste en crear una vida que contenga momentos agradables, dedicación y compromiso con la labor que uno tiene, y un propósito vital que trascienda a uno mismo.

La heredera actual (principios del siglo XXI) de la psicología humanista es la psicología positiva. La unión entre pensamiento y meditación budistas y la ciencia está dando grandes resultados de aplicación práctica para el bienestar y la felicidad de la persona. La psicología positiva es una disciplina que proclama que la persona puede aprender a ser feliz y compartir la felicidad con los demás, sólo es cuestión de método.

Puede considerarse que la psicología humanista es la precursora de la psicología positiva. La psicología humanista es aquella psicología que no sólo tiene la persona como objeto de su estudio, sino también como beneficiaria de este estudio (Carl Rogers: "La psicología y la psicoterapia centrada en el cliente". Maslow: "La autorrealización personal y la satisfacción de las necesidades básicas humanas").

Maslow se queja de una actitud muy común de la investigación psicológica y psiquiátrica consistente en centrarse en las deficiencias y patologías (lo que comporta centrarse en los aspectos negativos y desintegradores de la personalidad) y, a partir de ahí , ir desarrollando el campo de conocimientos psicológicos. Él dice que lo que debe hacerse, en psicología, es centrarse en la persona sana (emocionalmente sin problemas). Para Maslow la persona es naturalmente buena y tiende a su autorrealización personal, el problema es que esa naturaleza y tendencia humanas, buenas por naturaleza, son débiles y se ven vencidas con excesiva frecuencia por las presiones sociales.

Volviendo a la psicología positiva ya su máximo representante Martín Seligman: Se dedicó durante muchos años al estudio clínico de la depresión, hasta que decidió que la psicología podía servir por mucho más que para curar enfermedades. La psicología no debe ser únicamente un instrumento clínico de curación, sino que debe aplicarse en las personas sin problemas para poder incrementar su bienestar y felicidad personales. La psicología por Seligman, autor de "La auténtica felicidad" (2002), podía servir para ser más felices.

Se considera a Martin Seligman, psicólogo estadounidense, como el padre de la psicología positiva. Se dedicó durante muchos años al estudio clínico de la depresión, hasta que decidió que la psicología podía servir por mucho más que para curar enfermedades (recordemos esta misma reflexión en Maslow, psicólogo humanista, autor de la teoría de las necesidades básicas humanos y la autorrealización personal). La psicología no debe ser únicamente un instrumento clínico de curación, sino que debe aplicarse en las personas sin problemas para poder incrementar su bienestar y felicidad personales. La psicología por Seligman, autor de "La auténtica felicidad" (2002), podía servir para ser más felices.


Por primera vez neurocientíficos, filósofos, psicólogos y budistas orientales trabajan coordinadamente en busca de la felicidad. Cada uno aporta sus conocimientos desde su perspectiva y campo profesional y con teorías y explicaciones distintas, pero con dos conclusiones coincidentes:
1 La felicidad no se puede encontrar nunca en el "yo", se encuentra en el "nosotros".
2 A ser felices se puede aprender.
Además: La felicidad es contagiosa: "Si el amigo de tu amigo se alegra, tú te alegras". Recordemos lo: "Yo estoy bien - tú estás bien": "Yo estoy mejor cuando mejor están los que me rodean", de la psicología humanista.

Neurocientíficos, filósofos, budistas orientales y psicólogos positivos.

Tras una investigación de más de 2.500 años, el asedio sobre la felicidad se estrecha.

Los neurocientíficos dicen haberla visto a través de un monitor, en forma de ondas cerebrales gamma.

Los filósofos siguen sus huellas en los textos clásicos, y los monjes budistas dicen sentir su presencia al sentarse en la posición del loto, cerrar los ojos y recitar un mantra.

La nueva corriente de la psicología positiva, en cambio, sostiene que la persecución es vana: la felicidad debe (y puede) construirse uno mismo mediante técnicas muy concretas que todos podemos aprender.

La buena noticia es que, por primera vez, científicos, filósofos, psicólogos y meditadores han decidido poner sus pesquisas en común. El resultado: un minucioso conocimiento de la anatomía de la felicidad y sus causas. La felicidad, al fin, parece estar al alcance de nuestra mano.

El largo recorrido que nos ha llevado hasta este punto arrancó antes de la era cristiana en las ágoras atenienses, donde nació una nueva ciencia que daría mucho que hablar: la filosofía. Nombres como Platón, Sócrates, Séneca o Epicuro fueron algunos de sus hijos más insignes, los primeros en elevar preguntas fundamentales sobre el hecho de ser humanos y de cómo los seres humanos podíamos llegar a la felicidad.

Pero hasta hace muy poco, para la mayor parte de la sociedad sus enseñanzas quedaban relegadas a los libros de historia, sin conexión con la vida presente y, por supuesto, sin efecto sobre nuestra capacidad de ser más o menos felices.

Todo esto cambió en los albores del siglo XXI. Exactamente en el 2000, un filósofo de nuestro tiempo, Alain de Botton, puso a los viejos filósofos a la orden del día en un libro que vendió cientos de miles de ejemplares en todo el mundo: "Las consolaciones de la filosofía ". En él demostraba que las palabras de los clásicos eran perfectamente válidas para dar respuesta a las inquietudes del hombre moderno ya la eterna búsqueda de la felicidad. El pasado 9 de octubre de 2008, De Botton participó en la II Conferencia Europea sobre la Felicidad y sus causas, organizada en Londres por el World Happiness Forum, una institución internacional sin ánimo de lucro que propicia encuentros multidisciplinares al respecto. Allí, De Botton insistió en que, por muchos siglos que hayan pasado, la clave de la felicidad sigue en manos de los filósofos clásicos.

Filósofos occidentales (el filósofo Epicuro):

En el año 306 a. de C., Epicuro fundó una institución filosófica cuyo objetivo era promover la felicidad, según una definición propia que aseguraba que "el gozo es el principio y el fin de una vida feliz". Esta afirmación dio pie a numerosos equívocos. Ya en sus tiempos, Epicuro era tildado por sus vecinos de depravado, y circularon en Atenas rumores sobre las orgías gastronómicas y sexuales que se celebraban a diario entre las paredes de su escuela. ¿A qué si no podría referirse al sabio cuando predicaba una vida dedicada al placer? Muchos se habrían sorprendido si se hubiesen atrevido a franquear las puertas de casa: una vivienda sencilla, en la que la comida era escasa, procedente casi la mayoría de las hortalizas cultivadas en su propio huerto, más agua que vino, ropas sencillas y, entre sus habitantes, un ambiente de recogimiento y amabilidad. "Lo único que pasaba -aclara De Botton- era que, después de un examen racional, Epicuro había llegado a conclusiones sorprendentes sobre las verdaderas fuentes de la vida agradable."
Su particular fórmula de la felicidad constaba de amistad, libertad y reflexión a partes iguales...
El filósofo predica con el ejemplo y eligió vivir de acuerdo a sus ideas.
Amistad: escoger una casa grande en el barrio ateniense de Melitea y allí vivió rodeado de amigos. Tenían aposentos privados y espacios comunes, donde comían juntos, conversaban y reflexionaban. Según el filósofo griego, "de todos los medios de los que se arma la sabiduría para llegar a ésta en la vida, lo más importante con mucho es el tesoro de la amistad".
Libertad: según explica Alain de Botton, "con el fin de no verse obligados a trabajar para gente que no era de su agrado ni satisfacer eventualmente caprichos humillantes, se apartaron de los puestos de trabajo en los negocios de la vida ateniense e instauraron lo que bien podría describirse como una común, aceptando un estilo de vida más simple a cambio de independencia. Habría menos dinero, pero nunca se verían obligados a cumplir las órdenes de odiosos superiores”. Para sustentar esta vida autónoma, se compraron un huerto y cultivar sus propios vegetales.
Reflexión: Epicuro no encontró mejor herramienta para combatir la ansiedad que la reflexión. Sostenía que, a la luz de la razón, las angustias concernientes al dinero, la muerte o el desconocido se alivian. Sostenía que ésta era la única forma de aliviarlas. No en vano la razón es la piedra angular del pensamiento occidental y de nuestra concepción de la felicidad. Pero esto, por supuesto, es sólo un punto de vista.


La meditación oriental:

De la antigua filosofía budista llega otra visión del mundo y de la felicidad que cada vez gana más adeptos en Occidente. Propone cambiar la razón por la compasión (no debe entenderse en el sentido español de compadecerse de alguien, sino en el sentido inglés de empatía, de "sentir" junto con el otro/a). En la misma conferencia sobre la felicidad en la que De Botton mostraba su fe en el pensamiento occidental, participaba el monje budista Matthieu Ricard, traductor y asesor personal del Dalai Lama.
Francés de nacimiento, Ricard vivió su juventud en París y se doctoró en Genética Celular por el Instituto Pasteur, hasta que un buen día decidió abandonarlo todo e ir a Katmandú para estudiar las enseñanzas budistas. Lleva 30 años residiendo en el monasterio Shechen, pero a menudo abandona la paz de las montañas para encerrarse en un laboratorio donde él mismo está sujeto de numerosos experimentos en los que se analizan los efectos de la meditación sobre el cerebro.
Por los resultados de estos tests, se considera a Ricard el hombre más feliz del mundo. En 2003 escribió el exitoso libro "En defensa de la felicidad". Sus primeras palabras en la conferencia parecen una andanada contra Epicuro: "Uno de los principales errores en la concepción de la felicidad es confundirla con las sensaciones agradables-afirma-," pero las sensaciones agradables no son fiables porque dependen de las circunstancias externas . La auténtica felicidad es casi lo contrario a esto. Es invulnerable a las condiciones externas. Este tipo de felicidad te ofrece las herramientas para hacer frente a los altibajos de la vida con ecuanimidad, fortaleza interior, libertad, compasión y coraje. Suja es el término budista que describe este estado.
Es una forma de ser que contiene estas cualidades, que todos tenemos potencialmente y que podemos entrenar y cultivar, como cualquier habilidad. Cuanto más las experimentes, más profundas, más estables y vastas serán".
Ricardo está hablando de cualidades como la libertad interior, la paciencia y la humildad como antídotos a las adicciones, la ira o el orgullo.
Y la herramienta para cultivar es la meditación. "Lo que determina nuestras experiencias es la mente -dice-, y la mente puede ser transformada. La mente puede cultivar para dejar de ser una fuente de sufrimiento". La conclusión, al fin y al cabo, no está tan alejada de la de Epicuro. ¿Pero es posible conseguir este estado de paz mental sin abandonar la vida mundana ni irse a las montañas de Nepal? La respuesta, según los más avanzados neurocientíficos del mundo, es un contundente sí.


Neurocientíficos: El cerebro plástico:

La razón occidental y el saber oriental se han dado cita en las últimas dos décadas en el reino de la neurociencia. El propio Dalai Lama, en coordinación con el Mind and Life Institute, propicia desde 1985 encuentros entre budistas y científicos para establecer puentes entre ambos mundos.

De estos encuentros han surgido iniciativas tan interesantes como las que el doctor Richard Davidson desarrolla en el laboratorio de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.), experimentos en los que monjes budistas como Ricard han participado como sujetos de observación para determinar si la meditación realmente transforma el cerebro.
Las conclusiones de este test son sorprendentes y emanan de uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia en las últimas décadas: el cerebro es plástico. La vieja idea de que las neuronas son las únicas células que no se regeneran y que el cerebro se mantiene igual (o peor) desde que llegamos a la edad adulta hasta su muerte es totalmente falsa. Pero esto no se supo hasta 1998.
Ahora sabemos que si producimos tejido neuronal nuevo y que el cerebro puede crear nuevas conexiones cerebrales o reforzar las ya existentes mediante acciones tanto externas (acción) como internas (pensamiento).
Por ejemplo, el estudio de músicos que habían dedicado más de 10.000 horas a practicar con su instrumento mostró que las áreas cerebrales que controlan el movimiento de los dedos eran mucho mayores que en el resto de las personas. Más interesante aún, con sólo imaginar estos movimientos, el área cerebral relacionada activa también puede ejercitar en ellos.

El doctor Davidson utiliza la resonancia magnética funcional y el electroencefalograma para observar los cerebros de monjes budistas con más de 10.000 horas de meditación en la espalda.
Estas tecnologías permiten, mediante electrodos colocados en la cabeza del sujeto, ver la actividad eléctrica del cerebro en cada momento y localizar con precisión el origen de las distintas señales. Los resultados permitieron localizar las zonas cerebrales que se activan con la meditación y pensamientos como el altruismo, la alegría o la compasión.

En este último caso, concretamente, se detectó un importante aumento del flujo de ondas gamma que, en los meditados expertos, se mantenía muy alto incluso después de abandonar el estado meditativo. Cuando este tipo de onda estaba presente, además, se reducía la actividad cerebral relacionada con emociones negativas como la tristeza y la ansiedad. Es decir, a base de práctica mental, los monjes se habían convertido realmente en personas más compasivas y felices.
Afortunadamente, estudios más recientes desarrollados por la doctora Tania Singer muestran que incluso meditadores novatos pueden transformar ligeramente sus ondas cerebrales en sólo dos sesiones.

La profesora Singer es neurocientífica y desarrolla su labor en el Centro para el Estudio de los Sistemas Sociales y Neuronales de la Universidad de Zurich. Para ella, el comportamiento social humano se construye con aportaciones de la economía, la neurociencia, la psicología y la filosofía. Todo esto afecta a nuestra manera de relacionarnos, y la clave de nuestro éxito relacional (y, en gran medida, de nuestra felicidad) se encuentra en la capacidad de comprender cómo se sienten los demás. Esto se llama empatía. Si la empatía nos conduce a la acción, se convierte en compasión.

Los últimos experimentos de la doctora Singer han descubierto que todos los seres humanos tenemos capacidad de empatía de forma innata: cuando sentimos dolor físico, se activa la misma zona cerebral que cuando vemos a otra persona sufriendo el mismo dolor. Aunque esta capacidad no es igual en todos, sus experimentos han demostrado que la capacidad para sentir empatía puede entrenar y aumentar.


Volviendo al principio (Psicología positiva de Seligman):

Comenzó el abordaje de las condiciones de una vida feliz de forma sistemática. Él y sus colaboradores han creado escalas muy precisas para medir el grado de felicidad u optimismo de una persona, test que considera tan precisos como un análisis de sangre que mida el nivel de linfocitos.
Para Seligman, la felicidad consiste en crear una vida que contenga momentos agradables, dedicación y compromiso con la labor que uno tiene, y un propósito vital que trascienda a uno mismo.

Seligman ha diseñado una serie de ejercicios que entrenan la capacidad para ser feliz en cada una de estas facetas. Su método propone realizar el test de nivel de felicidad, realizar los ejercicios propuestos y volver a pasar el test para comprobar los avances. Garantiza mejoras. El test está disponible en internet en la página web de psicología positiva:

Compassionate ment training (CMT):

Otro nuevo camino en psicología lo está abriendo el doctor Paul Gilbert, del Reino Unido. Gilbert ha desarrollado la técnica llamada compassionate ment training (CMT), a caballo entre la meditación budista, los descubrimientos neurocientíficos y la psicología conductista.

Esta técnica está especialmente ideada para las personas con un fuerte sentimiento de autocrítica y vergüenza de sí mismas que les hace experimentar a menudo angustia, ansiedad, odio, depresión y agresividad. Es decir, todo lo contrario a la felicidad.

Para revertir esta tendencia, Gilbert cree que es necesario estimular el circuito opuesto: aquel que nos conecta con sensaciones de amabilidad, cariño, ternura y compasión.
Con ejercicios de imaginería mental, trata de activar el sistema fisiológico del paciente relacionado con estas sensaciones, que posiblemente haya sido debilitado o no suficientemente estimulado en el pasado. La gran novedad de la CMT es que se utiliza como herramienta principal de la imaginación para influir en el cuerpo y transformar, por un principio similar al que hace que, sólo con imaginar que se muerde un limón, la boca produzca más saliva.Por ejemplo, Gilbert propone a sus clientes que imaginen a otras personas en actitud compasiva hacia ellos, que se imaginen a sí mismos y que actúan como si fueran personas muy compasivas, que se escriban cartas llenas de comprensión y amabilidad, que aprendan el arte de la atención compasiva, el pensamiento compasivo y el comportamiento compasivo. Los estudios de Gilbert llevados a cabo en los últimos dos años demuestran que esta técnica funciona, incluso con pacientes con graves problemas.

La meditación. Técnicas:

Aprender a meditar es sencillo, al menos en teoría, y los beneficios que pueden obtenerse al incorporar la práctica a la vida cotidiana son múltiples. Las investigaciones que relacionan la meditación no sólo con el bienestar psicológico, sino también con el físico, no paran de aumentar. Está demostrado que la meditación alivia el estrés, previene las cardiopatías, reduce la presión arterial y ayuda a enfrentarse al dolor crónico. Algunos centros de salud como la célebre Clínica Mayo lo han introducido ya en sus programas.

Para empezar, es necesario distinguir entre meditar o simplemente relajarse.
Aunque la meditación procura relax, éste no es su objetivo. La meditación pretende el dominio de la propia atención y pensamientos, la capacidad de dirigirse hacia dónde queremos. Se trata de aprender a dominar nuestra mente, en vez de que sea ésta la que nos domine a nosotros. Si se decide a probar, necesita un espacio tranquilo y concede un tiempo en el que nadie le moleste. Se siente en el suelo con las piernas cruzadas, las palmas descansando sobre las rodillas y la espalda recta. Una pequeña almohada bajo el isqui le ayudará a mantener la posición. Respire por la nariz lenta y profundamente. Sienta cómo el aire entra y sale de su cuerpo. Cuando en cualquier caso, empiece a meditar.

Existen diversas técnicas para conseguirlo, las más habituales son:

- Concentración sobre un objeto único. Elige un punto en el que fijar su mirada, cualquier objeto que se encuentre en un radio aproximado de un metro. Mantenga aquí su vista y también su atención. Acudirán a su mente pensamientos ajenos a ese objeto, no es impaciente. Dejar pasar como nubes que flotan en el cielo y vuelva a concentrarse. Este ejercicio de fijar la atención una y otra vez está en la mente lo que las repeticiones en las máquinas del gimnasio son los músculos.

- Visualización. Con los ojos cerrados, imagine un objeto, persona o escena que le resulten familiares y agradables. Trate de recrear en su mente todos los detalles de esta imagen, de hacer presentes como si estuvieran realmente ante ustedes. Los incorpore sin dejar que sus pensamientos se genten en una cadena de consideraciones sobre lo imaginado. Centro exclusivamente en la imagen.

- Meditación compasiva. Es el tipo de meditación que parece tener mayor relación con la felicidad a largo plazo. Según Matthieu Ricard en su libro "En defensa de la felicidad", se hace así: "Centro su atención en el sufrimiento de los seres vivos, piense que, al igual que usted, todos aspiran a la felicidad y no quieren sufrir. Sienta como la su mente se inunda de compasión y amor por todos estos seres, conocidos y desconocidos, amigos y enemigos, humanos y no humanos. Se trata de un amor incondicional, sin cálculo, sin exclusión. todo nuestro espíritu quede impregnado de él".
En cualquier caso, comience poco a poco y sin pretender conseguir el nirvana en la primera sesión. Si usted es principiante, comience con sesiones cortas, de cinco a diez minutos, y vaya cogiendo confianza hasta llegar a los 20 minutos. Se recomienda practicar dos veces al día, si es posible, a primera hora de la mañana y última de la tarde. Lo tome como un elixir para empezar y terminar bien el día.

La Compasión (compartir los sentimientos):
Desde Epicuro hasta Buda, los experimentos de Davidson en los tests de la psicología positiva o los ejercicios de imaginería de Gilbert, todos los especialistas tienen dos cosas muy claras. Una: podemos transformar nuestra mente para ser más felices. Dos: el camino hacia la felicidad pasa por la relación compasiva con los demás. Uno no puede ser feliz si su entorno no es feliz, y si uno es feliz hará todo lo posible para que su entorno sea feliz.

El verdadero futuro de la felicidad parece destinado a trascender los límites individuales y convertirse en una transformación social. Si a finales del siglo pasado todos los esfuerzos (de la economía, la psicología, la ciencia) estaban puestos en el yo, el destino de este siglo XXI es el nosotros.

El monje budista Matthieu Ricard lo tiene muy claro: "Es interesante que la ciencia haya corroborado que la meditación transforma la mente. Esto proporciona credibilidad al entrenamiento mental, desmitifica la noción de meditación, y posiblemente esto nos permitirá hacer una buena contribución a la sociedad".

De alguna manera cerraría el círculo introduciendo la meditación en las escuelas como parte de la educación emocional, porque los niños desarrollarán más altruismo, mostrarán más atención…”.

Algunos psicólogos han empezado a probarlo ya. Una psicóloga estadounidense ha estado trabajando con niños afectados por el atentado del 11-S y ha logrado una gran mejora de la atención y el rendimiento escolar de estos chicos a través de la mindfull meditación. En octubre de 2009, Ricardo y otros miembros del Mind and Life Institute celebrarán por primera vez una reunión en Estados Unidos en la que participarán neurocientíficos, educadores, sociólogos, psicólogos y contemplativos, y en la que intentarán elaborar un programa experimental sobre meditación en las escuelas.

En cinco o seis años pretenden probar a cientos de niños, con un grupo de control, y comprobar si las técnicas de meditación son realmente efectivas en este ámbito. "Hay que realizar este tipo de prueba para después implementar políticas educativas a nivel nacional", dice Ricard. "Por eso, para que se convierta en una decisión política, necesitamos el apoyo de la ciencia.

En este caso, para nosotros la ciencia es un camino para conseguir una sociedad más compasiva y feliz”. El equipo de la profesora Tania Singer, por otra parte, después de haber localizado los circuitos cerebrales de la empatía, está preparando un encuentro en Zurich en abril del 2010 en el que se debatirá cómo la compasión puede entrar a formar parte del sistema económico.

Otros grandes gurús del desarrollo humano, como el doctor Deepak Chopra, Satish Kumar y Vandana Shiva, pregonan desde hace años una transformación global de la humanidad desde el punto de vista espiritual, económico y ecológico, pero no ha sido hasta ahora cuando estas ideas se han reunido bajo un mismo frente.

Chopra lidera la Alianza por la Nueva Humanidad, que del 7 al 9 de noviembre organizó en Barcelona el I Foro Humano Europeo. Su lema:
Encuentros para la transformación personal y social".
La felicidad, efectivamente, parece estar cada vez más cerca, casi al alcance de la mano, pero probablemente será una felicidad diferente a la que imaginaba la mayoría. Aunque, claro, siempre hay excepciones: ¿alguien recuerda la frase de Mahatma Gandhi: "¿Sé el cambio que quieres ver en el mundo"?


Ejercicios de psicología positiva para ser més feliz:

La psicología positiva ha desarrollado ejercicios muy concretos para entrenar nuestra capacidad de ser más optimistas o felices. El desarrollo de la felicidad está relacionado con el desarrollo de ciertas aptitudes personales como perseverancia, gratitud o perdón.

Los siguientes ejercicios, pese a su apariencia simple, son fruto de estudios exhaustivos, y su eficacia ha sido comprobada por los psicólogos que los llevaron a cabo:

Las tres joyas: Cada noche antes de acostarse escriba tres cosas que le hayan ido bien durante el día. A continuación, escriba por qué le parece que van bien. Después de una semana, siga haciendo el ejercicio todas las noches, pero sin necesidad de ponerlo por escrito. Según el doctor Martin Seligman, practicar este ejercicio hace que las personas se sientan menos deprimidas y más contentas, no sólo a corto plazo, sino incluso meses después. Lo que ocurre es que, durante el día, la persona se va fijando en qué cosas podría recordar antes de acostarse. Este hábito cambia la memoria, la atención y la forma de vivir el día a día...

Visita de gratitud. Recuerde a alguna persona que hiciera algo bueno para usted mucho tiempo atrás y escribir una carta de agradecimiento. Llámele y dígale que quiere visitarla, pero sin decir por qué. Presente en su casa y leal lo que le ha escrito. Se ha demostrado científicamente que incorporar esta práctica reduce la ansiedad y la depresión y produce mayor felicidad duradera. Dentro de los rasgos de personalidad de las personas felices, ser agradecido es uno de los que más sobresalen estadísticamente. Cuanto menos gratitud tenga en su vida, más infeliz será. (Opción por tímidos: si escribe la carta pero no se atreve a entregarla, también notará un ligero aumento de su satisfacción).

Que tenga un buen día. Se reserve un lapso de tiempo -una hora, medio día o todo un día- para sus actividades favoritas. Marque este tiempo en su agenda y no lo cambie por nada. Haga estas actividades como haya planeado y tome conciencia de todo el placer que le ofrecen. Este ejercicio nos enseña a prestar atención al placer ya esforzarnos para que sea intenso y duradero. Es sin duda el paso más divertido para conseguir la felicidad.


Webs de Psicologia positiva:

Página web de psicología positiva (en inglés): 
https://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/ 
Psicología positiva. Claudio Ibañez:
https://www.youtube.com/watch?v=Iya-g2Z7vzU&t=289s 
¿Qué es la psicología positiva?. Video dibujos animados 
Angela Duckworth: ¿La clave del éxito? La perseverancia
Psicólogo humanista social


Éste es el último tema de esta recolección de temas de psicología, que puedes encontrar en este blog: arcoatlantico.blogspot.com :

01 Definición, Aplicación, Clasificaciones
02 Desde el Big Bang hasta la persona humana
03 Organismo. Herencia y medio.
04 Excitación. Reacción. Sensaciones. Percepciones. 
05 Psicofisiología
06 Necesidades, instintos e impulsos
07 Conflicto. Tendencia. Motivación. Frustración. 
08 Emociones y sentimientos. 
09 El Aprendizaje. 
10 La memoria. 
11 La inteligencia. 
12 La Personalidad
13 Patologias de la Personalidad. 
14 Psicología Educativa. Pedagogía. 
15 Psicología Social. 
16 Psicología Humanista. 
17 Psicología Positiva. 

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