Psicología Humanista:
1 Psicología Humanista
2 Necesidades básicas humanas y Autorrealización personal (Maslow)
Maslow
Karen Horney
Erich Fromm
3 Análisis Transaccional
4 Posiciones vitales o básicas
1 Psicología Humanista:
(Maslow, Rogers, Berne, Harris)
La psicología humanista es aquella psicología que no sólo tiene al ser humano como objeto de su estudio sino también como sujeto beneficiario del mismo (la psicología centrada en el cliente, centrada en la persona, Carl Rogers).
Maslow, psicólogo humanista, denuncia una actitud muy común en la psicología clínica, actitud todavía hoy en día no superada, consistente en centrarse en el estudio de lo anormal, en el estudio de las patologías, centrándose en los aspectos negativos y desintegradoras de la personalidad, aunque sea con la intención de “curar” o corregir la patología o el desorden.
Maslow se centra en el estudio de personas sanas y emocionalmente sin problemas, para él la persona es naturalmente buena y tiende a su autorrealización personal; el problema es que esa naturaleza y tendencia humanas buenas por naturaleza son débiles y se ven vencidas con excesiva frecuencia por las presiones sociales (lo vemos en los estudios de la psicología social) y ambientales.
Estas tendencias antisociales son adquiridas y nunca inherentes a la propia persona. La conducta humana agresiva surge, además de por la imitación de modelos (Bandura), cuando se le impide la satisfacción de las tendencias o necesidades básicas humanas, cuando se les frustra. La tendencia central, aunque no la superior, a la que tiende la persona, y por cuya consecución se esfuerza, es su autorrealización personal. La autorrealización personal es una finalidad a la que se tiende permanentemente y no una meta totalmente alcanzada.
Karen Horney y Erich Fromm, neofreudianos, desplazan el conflicto freudiano interno entre el “yo”, “ello” y “super yo” en el exterior del ser humano, entre sí mismo, como totalidad y globalidad individual, y su medioambiente, que incluye, también, a "todos los demás”. Son ambientalistas y culturalistas.
El desarrollo y devenir de cada individuo será según sea el ambiente en que se desarrolla, con sus propios cambios. Según ellos, no hay nada fijo y universal, nada en la persona humana que esté determinado por la biología o sus propios instintos, sino que toda conducta humana viene determinada exclusivamente por la experiencia y relaciones o contactos de cada uno/ a. Difieren sólo que la primera llega a estas evidencias mediante su experiencia clínica, mientras que el segundo llega a las mismas mediante especulación filosófica. La primera puede demostrar sus afirmaciones.
Así pues, “la psicología humanista es aquella psicología centrada en la persona, sujeto de la misma, que atiende a sus necesidades y que tiene en consideración, para la explicación psicológica y para la mejora personal, el ambiente y la cultura de cada una, así como las relaciones establecidas entre la persona, su ambiente y su cultura”. (Antoni Ramis, 1992).
2 Necesidades básicas humanas y Autorrealización personal (Maslow)
Ha pasado mucho tiempo desde que escribí el primer capítulo de estas reflexiones psicológicas encaminadas a “caminar juntos, para vivir, todos y todas, lo mejor posible”. Y es que "la persona (el autor) propone y Dios (el Autor) o, las circunstancias, para los no creyentes, dispone/n". O también: "El infierno está empedrado de buenas intenciones".
Maslow, quizás sea el principal psicólogo humanista, sin olvidarnos de Rogers. Maslow denuncia la actitud, común en la psicología clínica, consistente en centrarse en el estudio de lo anormal y en el estudio de las patologías, fijándose en los aspectos negativos y desintegradores de la personalidad, aunque sea con la intención de “curar” o corregir la patología o el desorden. Maslow cree que la psicología (ciencia de la persona) debe centrarse en el estudio de personas sanas y emocionalmente sin problemas ya que, para él, la persona es naturalmente buena y tiende a su autorrealización personal (“El hombre autorrealizado”).
La persona, naturalmente buena, para llegar a su autorrealización personal, debe superar una escala de necesidades básicas propias:
Evidentemente las primeras necesidades que debe cubrir la persona son las de supervivencia vital o fisiológicas, básicamente alimentación, bebida y respirar, sin las cuales no podría vivir. Una vez cubiertas estas primeras, en un segundo escalón, precisa tener una seguridad, seguridad que puede proporcionarle un techo: el hogar, la familia, y la normativa social de protección. En tercer lugar, toda persona tiene la necesidad de sentirse miembro de un grupo, aceptado y querido por los componentes del mismo. Cubiertas las tres primeras necesidades, la persona tiene la necesidad de ser valorada positivamente como persona y profesional en su trabajo, es el cuarto escalón.
El siguiente escalón, el 5º, es el de la autorrealización personal: Todos decidimos nuestro proyecto de vida: conseguir una carrera determinada, que nos permita un trabajo, que nos dé satisfacción en su desempeño y remuneración suficiente para llegar a la autonomía económica personal; igualmente decidimos si formar una familia, con o sin hijos/as,... La consecución de este proyecto personal constituye nuestra autorrealización personal.
Sin embargo, ésta no es la última necesidad básica (de Maslow): quien ha conseguido el conjunto de todas las necesidades previas, autorrealización incluida, tiene la necesidad de conocer, saber y finalmente tiene las necesidades estéticas: no basta la suya autorrealización y su saber, precisa ser reconocido y saber actuar de una forma querida, bella, bien vista. El cuidado del conjunto de sus necesidades básicas, a todas luces, debe ser curado permanentemente, a lo largo de toda la vida.
Solo en caso de que sus circunstancias ambientales externas (la sociedad forma parte de su entorno personal y presiona en muchos casos en dirección contraria) o su propia voluntad impidan la satisfacción de alguna de estas necesidades básicas la persona no podrá autorrealizarse y se producirán la correspondiente frustración y la reacción autoagresiva o heteroagresiva social que supondrá la situación de desequilibrio, o falta de “bondad” y satisfacción personal, la falta de su estado de felicidad y equilibrio. De esto, consciente o subconscientemente, se culpabilizará a sí mismo o aparte de su entorno.
Maslow contrapone la psicología pasiva, estática de adaptación al medio, que no permite ningún cambio positivo en uno/a mismo/a por una psicología activa de creación y autocreación que hace que la persona crezca, mejore y se autorrealice. Maslow asocia a este tipo de persona activa, en función de su propia autorrealización y crecimiento cognitivo y estético con la realidad de la “persona sana”. La persona que se autorrealiza no tiende a su autodestrucción (a su enfermedad), sino que tiende a su crecimiento personal y capacitación creativa.
Según Maslow, las tendencias antisociales son adquiridas y nunca inherentes a la propia persona. La conducta humana agresiva surge, además de por la imitación de modelos (Bandura), cuando se le impide la satisfacción de las tendencias o necesidades básicas humanas, cuando se les frustra.
La tendencia central, aunque, como hemos visto, no la superior, a la que tiende la persona, y por cuya consecución se esfuerza, es su autorrealización personal, que le permitirá su expresividad creadora.
Esta expresividad creadora se pone de manifiesto en lo que Maslow denomina “experiencias cumbre”, que son momentos muy especiales que cada uno de nosotros, gracias a nuestro crecimiento personal, experimentamos sensaciones muy positivas a través de vías de cualquiera de los escalones de su escala: estéticas, de conocimiento, eróticas, de amistad,... o simplemente de las actividades propias de nuestra vida cotidiana.
En su libro “El hombre autorrealizado” (“Toward en Psychology of Being”) comienza explicando este cambio de concepción de la psicología hacia la psicología positiva, dinámica, de autorrealización, de la salud, sigue hablando de “desarrollo y motivación”, “desarrollo y conocimiento”, “creatividad”, “valores” y termina haciendo una serie de proposiciones básicas de una “psicología del desarrollo y de la autorrealización”.
Una actitud positiva, en el camino del bien estar personal y de la convivencia social agradable y también positiva debe ser el procurar nuestra autorrealización personal, pero ayudar, también, a quienes se relacionan con nosotros: pareja, hijos, padres, amigos, compañeros de trabajo o estudio, alumnos,... a que ellos también puedan ser positivos, superar sus necesidades básicas y conseguir su autorrealización personal.
3 El Analisis Transaccional
Es un paradigma humanista y social fundado por Eric Berne (1910-1970) en 1957 y seguido, entre otros como miembro destacado, por Thomas A. Harris.
Tiene como fundamentos el psicoanálisis clásico y los estudios neurológicos del dr. Penfield. Y como planteamiento técnico el aprendizaje, por parte de la persona, de analizar las propias transacciones, los estadios implicados en cada transacción (unidad de comunicación constituida por un estímulo comunicativo y la correspondiente respuesta) y la propia posición vital. El conjunto de este estudio hace que la persona tenga la información y recursos suficientes para dirigirse a sí misma y ser responsable de su propio futuro, cualquiera que haya sido su pasado.
Del psicoanálisis toma el hecho de que muchos de los sentimientos y comportamientos de la persona se deben a causas inconscientes. El hecho de poder conocer estas causas (llevarlas del inconsciente al consciente es lo que permite dominar la situación y modificar sus consecuencias emocionales y conductuales de la personalidad de la persona).
El Dr. Penfield era un neurocirujano que, cuando operaba a cerebro abierto, estimulaba distintas zonas de la corteza cerebral. Cuando el paciente volvía en sí le preguntaba si había ocurrido algo. El paciente le decía que durante la operación (la estimulación cerebral) había recordado recuerdos de infancia que ya tenía olvidados, y no sólo los recuerdos y su entorno espacial y social, sino sus sensaciones cuando ocurría aquel hecho. El dr. Penfield llegó a la siguiente conclusión experimental: "En el Cerebro se graban y evocan juntos los acontecimientos y sentimientos que les acompañan".
El Dr. Berne, de estas dos fuentes (el psicoanálisis de Freud y la neurología de Penfield), concluye: "La conducta de una persona está notablemente influida por las experiencias grabadas junto con sus sentimientos en la infancia".
Las posiciones vitales son cada una de las creencias que una persona tiene en lo referente a su propia existencia, en relación a su vida ya la percepción de la de los demás. Esto implica: a) son posiciones habituales (no esporádicas); b) son posiciones relativas al yo en relación con el resto de las personas relacionadas. Igualmente, la posición vital es la decisión que toma el niño en los primeros años de vida (especialmente en los dos primeros) que tiene que ver con la forma de percibirse y sentirse y con la forma de considerar y ver a las demás personas. Estas percepciones (del yo y de los demás) se deben a mensajes recibidos, estímulos domésticos, relaciones familiares, con amigos, los profesores...
4 Posiciones vitales o básicas:
(Yo estoy bien tú estás bien)
Junto con los "estadios del Yo" y el "análisis de las transacciones", las "posiciones vitales o básicas" es el concepto fundamental del análisis transaccional (T.A.).
Les posiciones vitales son 4 (sí importa el orden):
1ª.- Yo estoy mal - Tú estás bien
2ª.- Yo estoy mal - Tú estás mal
3ª.- Yo estoy bien - Tú estás mal
4ª.- Yo estoy bien - Tú estás bien
Las tres primeras posiciones vitales:
Características comunes a las tres primeras posiciones:
Recordemos que según el T.A., el cerebro puede registrar, recordar y revivir cualquier clase de suceso. Lo grabado puede ser evocado y volverse activar en cualquier momento. Además, las experiencias más cruciales son las tenidas en los primeros años de nuestra vida.
En los dos primeros años de vida la evolución de la inteligencia sensomotora (Piaget) parece conducir a un estado de equilibrio que bordea el pensamiento racional. El A.T. piensa que este estado de equilibrio se logra al final del 2º año o durante el 3º. como consecuencia de la conclusión que el niño establece sobre sí mismo y sobre los demás. A esta conclusión se le denomina "Posición vital". La primera posición es la que el niño adopta a finales del primer año. Al final del segundo año el niño puede pasar a la segunda o tercera o permanecer en la 1ª. La posición a la que el niño se pone (1ª, 2ª o 3ª) gobierna los actos de la persona durante toda la vida a menos que, consciente y voluntariamente, la persona cambie a la 4ª posición.
Características comunes a las tres primeras posiciones:
1.- Son decisiones basadas en sentimientos.
2.- Son conclusiones, no explicaciones.
3.- Son creencias primitivas con nulo consenso.
4.- Max Scheler las denominó como "sentimiento fundamental de la existencia".n
Primera posició vital: Jo estoy mal - Tu estás bien
Cuando el niño, entre el año y el segundo o tercero, “se da cuenta” de que cuando está mal (hambre, mojado, escaldado, mal,...) llora y los demás, normalmente representados por la madre o cuidador, venden y le dan el consuelo necesario (comida, trapos y sábanas secas,...) llega a la conclusión: "Yo estoy mal y los demás me llevan el consuelo, lo que quiere decir que ellos tienen el bien que me dan, ellos están bien". Posición de sentimiento de inferioridad, de estar a merced de los demás. Para conseguir el estado de equilibrio la persona de esa posición vital, puede tomar las siguientes posturas:
a) Redactar inconscientemente un "guión vital" con ideas que le confirme en su posición. Resultados:
- Separarse de la gente que está bien, puesto que es desagradable estar con la gente que está bien.
- Buscar siempre la aprobación.
- Buscar la provocación, de forma que la reacción de los demás lo confirme con su posición.
Resultados extremos: Abandono, institucionalitzación, suicidio.b) Redactar inconscientemente un "contraguión vital" con ideas como: "Tú puedes estar bien si...". Son personas tipo enredadera que aprovechan su indefensión para aprovecharse del poder de los demás. Son arribistas y trepadores que suben niveles para encontrarse, de todos modos, de nuevo insatisfechos.
Segunda posición vital: Yo estoy mal - Tú estás mal
Cuando más se crece el niño más observa los gestos desaprobadores de los padres, mayores y otros frente a nuestros negativismos. Esto hace llegar al niño a la conclusión de que los demás tampoco están bien; también están mal, como él mismo. Entonces, el niño se cierra y no acepta la ayuda de los demás. El resultado extremo, expresión más típica de esa posición es el niño autista.
Tercera posición vital: Yo estoy bien - Tú estás mal
Cuando el niño tiene experiencias negativas o traumáticas y las supera puede hacerse llevar y proyectar sobre los demás la culpa de lo que está ocurriendo. Consecuentemente, a continuación, castiga y duele a los demás. Aquí se produce un proceso de racionalización: se decide que la culpa de todos los males la tienen otros y se justifican las acciones más inmorales. El resultado extremo más típico de esa posición es el psicópata criminal.
Cuarta posición vital: Yo estoy bien - Tú estás bien
Sin embargo, la persona puede pasar libre y racionalmente a esta 4ª posición, que es una posición superadora de las tres posiciones vitales anteriores, posiciones irracionales, sentidas. Características:
1) Es racional. Se llega por el pensamiento voluntario, no por un sentimiento espontáneo.
2) Es voluntaria: Implica una decisión voluntaria, un acto volitivo. No se llega espontáneamente.
3) Se basa en un propósito o finalidad: Objetivo o meta.
4) La expresión de esta finalidad implica una racionalidad, pensamiento, voluntad y apuesta por la acción.
5) Implica una filosofía de vida y unos valores consistentes.
6) La persona sabe hacerse responsable de su vida y de las posiciones desfavorables de los demás. Es capaz de dirigirse a sí misma y no a atribuir todos sus acontecimientos a las circunstancias externas sufridas.
Resulta evidente que los demás, que se relacionan con yo, forman parte importante de mi entorno. Y también que cuanto mejor sea mi entorno, en el seno de lo que hago mi vida, mejor estaré yo. Una postura inteligente, e incluso egoísta, es procurar que los demás estén lo mejor posible para yo también poder estar lo mejor posible.
Es decir, pasar, racionalmente, voluntaria e intencionadamente, a la cuarta posición vital. Sin embargo muchas personas y grupos, algunos de ellos con mucha influencia social, deambulan perdidos entre las tres primeras posiciones vitales irracionales y perjudiciales tanto para sí mismas como para las demás personas.
Y éste es el caso de las relaciones occidentales con los terroristas (en el IRA, parece que, actualmente, se quiere probar, una fórmula positiva racional y de comprensión, consenso y renuncia). La política beligerante de los Israelíes, Americanos y Gobierno Estatal no aportan ninguna solución al problema terrorista y respaldan el terreno para alimentar la espiral de la violencia, desde unos valores de competitividad, agresividad y violencia, mientras que con unos valores pacifistas, racionales, de control de la natalidad y respeto a la naturaleza y solidario con las personas que no piensan igual o que tienen otra cultura podrían alcanzar el bien personal, del propio pueblo y el de los actualmente considerados enemigos.
Si estás en la 4ª posición vital enhorabuena (seguro que no estás a favor ni del terrorismo ni de las soluciones violentas y agresivas), si no, si estás en la 1ª, 2ª o 3ª, piensa que debes hacer para poder pasar a la 4ª y disfrutar de las ventajas vitales de esa posición.
La Educación está en la base de la organización social, política y económica; y en la base de esta educación está la persona, la psicología
Antoni Ramis
Psicólogo humanista social
Primera edición: Octubre de 2002
Segunda edición: Enero 2024
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