"Los aragoneses dejaron de existir como tales en un proceso que culmina en el siglo XIX. Simplemente, se aculturalizaron hasta convertirse en indistinguibles de los castellanos"
https://elmon.cat/opinio/ja-no-hi-ha-aragonesos-1012966/.
Especialistas al margen, el arte románico genera pocas pasiones. Por tanto, queda claro que el conflicto por los frescos de Sijena es fundamentalmente político, entre la acusadísima catalanofobia de la opinión pública aragonesa y la perplejidad de la sociedad catalana, que presta poca atención al ponente inmediato, al que hay más allá de la Franja de Ponent. En Catalunya existe un desconocimiento generalizado sobre la sociedad aragonesa, una entidad poco diferenciada del Madrid político y judicial que, a grandes rasgos, se corresponde con el nacionalismo español de siempre.
En general, los argumentos catalanófobos se remiten a un pasado más o menos remoto, vinculado a la antigua Corona de Aragón y sus símbolos, como las cuatro barras o la antigua estructura institucional y política de esa monarquía confederal. Sijena también entra aquí. Y es en este punto donde se hace imposible el diálogo por carencia de interlocutor. Los aragoneses desaparecieron en un proceso paulatino que comenzó en el siglo XV y se intensificó hasta la castellanización casi completa del territorio. Hasta ese momento, Zaragoza era una ciudad donde la lengua aragonesa era hegemónica, al igual que en el resto del territorio aragonés. A nivel político, la lengua utilizada para los privilegios solemnes y la concesión de títulos y fueros era el latín, pero las lenguas ordinarias de la administración eran el aragonés y, en menor medida, el catalán. A finales de este período comienza una castellanización -con los Trastámara- que se acelera a partir de la derrota en la Guerra de Sucesión. Hoy en día, la lengua aragonesa ha retrocedido hasta algunos pueblos del Pirineo con hablantes envejecidos.
Los aragoneses, por tanto, dejaron de existir como tales en un proceso que culmina el siglo XIX. Simplemente, se aculturalizaron hasta convertirse en indistinguibles de los castellanos. De hecho, lingüística y políticamente son unos castellanos más. No todos; hay resistencia. Y logros, como “A Escampar la Boira“, un late show en lengua aragonesa de una notable popularidad. Mucha voluntad en un mar español. Ellos son los últimos herederos de una antigua nación hermana, con la que compartimos siglos y reyes.
Salvador Cot
02/06/2025 20:46 en la revista El Món
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