09 septiembre 2010

El eje del mal. EUA


El eje del mal. EUA

Introducción (es la misma que la de “El eje del mal. Israel”)
“Dime lo que me atribuyes y te diré cual es tu condición”.
La expresión “eje del mal” la acuñó el anterior presidente de los EEUU, George W. Bush (a quien le preocupaban poco “los daños colaterales”, aunque estos fueran la muerte de miles de civiles inocentes, mayoría de niños) el 29 de enero de 2002 en su discurso del Estado de la Nación. Este eje incluía a Iran, Iraq y Corea del Norte, países que, según Bush, apoyan el terrorismo. Posteriormente añadió a este eje a Libia, Siria y Cuba y, finalmente, a todos aquellos que no aceptan totalmente sus tesis de política internacional (su “nuevo orden mundial”). Así ha incluido a países como Bielorrusia, Venezuela o Bolivia. Esta expresión, “eje” proviene de la otra: “las potencias del eje” de la Segunda Guerra Mundial (Alemania nazi, Italia fascista y Japón militarista).
No obstante, los países que, desde la perspectiva humanista, actualmente ocasionan mayores males en poblaciones civiles inocentes son los propios Estados Unidos e Israel. Por lo que el verdadero eje del mal sería EEUU-Israel. Dos países que, además, son aliados por motivos ideológico-económicos. EEUU protege las acciones de injusticia internacional realizadas por los propios EEUU, así como las realizadas por Israel. Israel, estado ubicado en Palestina (Asia) a quien venden armas EEUU, así como los países europeos aliados y que es acogido como país europeo (participa en las competiciones europeas deportivas y de Eurovisión).

De salvador a opresor y agresor
Cuando usas la fuerza como primera razón (“vas a hacer esto tanto si te gusta como si no, tanto si es justo como si no, porque yo soy más fuerte que tú”) en lugar de la fuerza de la razón te conviertes en un tirano opresor. Y esto se puede aplicar tanto a individuos, como a grupos, sean estos pequeños o grandes, pandillas, partidos, naciones, estados o coaliciones.
En los años de la primera mitad del siglo pasado los fuertes, tiranos opresores, eran los estados totalitarios y, como tales, imperialistas (expansionistas) racistas y económicos. En primera línea Alemania nazi, Italia fascista y Japón imperialista; en segunda regímenes como los de España o Portugal.
El imperialismo totalitario inició la 2ª Guerra Mundial (1 septiembre de 1939 a 2 de septiembre de 1945) con la invasión, por parte de Alemania, de Polonia, país amigo de RU y Francia, quienes, por tal motivo, declararon la guerra a Alemania, cuyo racismo e imperialismo ocasionaría el holocausto judío y millones de muertes en la guerra. Al principio la balanza bélica se inclinaba por los países del eje (así como el ataque de japón a China), no obstante la entrada en la misma de la URSS (atacada por Alemania) y EUA (atacados por Japón) invirtió el resultado, siendo definitivos el triunfo de la URSS sobre Alemania en el frente oriental (entre junio de 1942 y febrero de 1943, con varios millones de muertos, entre soldados de ambos bandos y población civil, destacando la batalla de Stalingrado), y el bombardeo, con sendas bombas atómicas, que efectuó EUA sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, menos de un mes antes de la finalización total de la guerra con la victoria de los aliados y la capitulación de los Estados del eje (a finales del año 1945 habían muerto 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, casi todas civiles, con secuelas que perduraron hasta muchos años después).
Inmediatamente se inician los recelos y desconfianzas entre los aliados comunistas (liderados por la URSS) y capitalistas (liderados por EUA). En 1947 EUA inicia el plan Marshall (un plan de ayuda a los países aliados que habían sufrido la devastación de la guerra) para evitar el crecimiento de sus movimientos comunistas internos, así como tenerlos como rehenes agradecidos (así, consideraron que tenían derecho a poseer, gratuitamente, o casi, a cambio de la ayuda, bases militares en estos países, cercanos a la línea fronteriza entre ellos y los países de influencia soviética). En 1956, la crisis de Suez dejó claro, por si las bombas sobre las ciudades japonesas no lo habían aclarado suficientemente, que EUA era quien mandaba en el concierto occidental, y un tiempo después, con la Perestroika de Gorbachov (1984) y la disolución de la Unión Soviética (1991), desaparición del bloque soviético y fin de la “Guerra Fría” en todo el concierto mundial.
Esta superioridad de fuerza, que no de razón, la ha utilizado en acciones tan reprobables como la invasión de la Bahia de Cochinos en Cuba (1961, Kennedy, que se resolvió con estrepitosa derrota de EUA), Guerra de Vietnam (1966-1975, en apoyo de Vietnam del Sur, contra Vietnam del Norte y nueva derrota de EUA, a pesar de su enorme fuerza militar), Golpe de Estado en Chile (septiembre de 1973) contra Salvador Allende ordenado por Nixon y apoyado por Kissinger que supuso la muerte del presidente y miles de chilenos y la larga dictadura de Pinochet, apoyo al golpe de estado de Argentina de Videla (1976-81). La preparación de estos golpes de estado y otros más (Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, Banzer en Bolivia, Melgar Castro en Honduras, Carlos Humberto Romero en El Salvador) fue preparada desde la “Escuela de las Américas” de EUA creada con la intención de formar militar e ideológicamente a militares latinoamericanos: llegó a formar a más de 45.000 oficiales de 22 paises latinoamericanos, entre los que se cuentan los generales golpistas mencionados.

El 11S de 2001, casi recién estrenado el milenio, los atentados sufridos por EUA (no entraremos en la teoría de la conspiración, aunque el mentir justificando es una constante americana) sirvieron de excusa para las guerras en Irak (20 de marzo de 2003) y Afganistán (7 de octubre de 2001), con miles de civiles inocentes muertos, heridos y gran destrucción ciudadana y ecológica, desvergonzosamente llamadas “misión de libertad duradera”. En el caso de la primera se hicieron tristemente famosos los “tres de las Azores” que acordaron la intervención en contra de la prescripción de la ONU y mientras estaba en Irak la comisión internacional investigadora en busca de “las armas de destrucción masiva”, razón de la invasión, armas que nunca se han encontrado (en vistas de lo cual se cambió la razón por la de que Saddam Hussein había pactado con Bin Laden a quien le atribuyen los atentados del 11S), pactos que tampoco nunca se han podido encontrar. Estas guerras han supuesto las vergüenzas éticas de EUA de la ilegalidad del ataque, las propias guerras, las muertes y heridos civiles, la destrucción masiva urbana y ambiental, del linchamiento de Sadam Hussein (aún conociendo su tiranía y sus horrores), y los abusos indignos de las cárceles de Abu Graib, Guantánamo y “las cárceles volantes de la CIA”
Realmente el currículum de mal de EUA desde 1945 hasta nuestros días es demasiado abundante. Tanto que no podemos enumerar la totalidad de sus maldades: hemos omitido el apoyo al golpe de estado frustrado de Venezuela de 11 de abril de 2002, el bloqueo ilegal, en contra de la resolución de la ONU, contra Cuba, las medidas de castigo contra Irán por estar enriqueciendo uranio para energía nuclear (¿acaso no la tiene ya los propios EUA o Israel? ¿Por qué no se castigan a si mismos si esta es la razón?), la defensa de los abusos, incluso de muertes, de Israel en Palestina en contra de protestas de la UE y de la ONU,...
Aunque, ciertamente, la mayoría de personas del pueblo americano ha evolucionado y ha preferido un presidente del estilo de Barack Obama, mucho más sereno y menos beligerante, que otro como el armamentista, belicoso y petrolero George Bush (de la misma manera que el pueblo español prefirió un presidente como Zapatero a uno como Aznar. ¡Menuda diferencia, en ambos casos, desde los puntos de vista humanista, social y ecológico!). Lo cual se debe considerar como un posible cambio de tendencia de este mal hacia el bien; aunque sigue, en EUA y sus satélites, todavía lejos el actuar con plena justicia interna e internacional.
¿Cuál es la solución? La solución al mal de la fuerza sin razón del poder excesivo de EUA se producirá automáticamente como ha ocurrido siempre en la historia: un imperio sucede a otro imperio anterior y éste le pasa el testigo de la agresión, violencia e injusticia globales, con lo cual este mal ya no será patrimonio principal de EUA, pero sí lo será de otro imperio emergente. La solución a la destrucción global del mundo hace tiempo que las personas y los gobiernos la conocen, pero da la impresión de que no la quieren.
.

No hay comentarios :

Publicar un comentario