¿Hacia donde vamos?
Cada uno de nosotros, como parte de la humanidad, tiene una doble sensación y percepción de si mismo, la unitaria y la universal:
1 Sabemos que somos una célula del organismo social global y, consecuentemente, somos un microbio (algo infinitamente pequeño y prescindible). Si muere una célula del organismo, éste ni lo nota, incluso en el caso de que fuese una célula cerebral. Así cuando Oswald asesinó a J. F. Kennedy, aún siendo, éste, el hombre más poderoso de la Tierra la historia siguió exactamente igual que si no se hubiese producido el magnicidio.
2 No obstante lo dicho en el punto anterior, debemos hacer dos consideraciones:
a) Hemos dicho que cada célula, en si, es insignificante y prescindible, pero el conjunto de todas ellas constituye el organismo completo. Si desaparecen o mueren todas ellas, cada una de ellas, desaparece o muere el organismo global.
b) Cada una de las personas del organismo global humanidad (cada una de las células del organismo global), para sí, es fundamental y lo más importante del mundo: es el centro de la humanidad. Tanto que, en el caso de morir, para ella, desde su perspectiva, desaparece la humanidad entera.
Todo ser vivo, sea un hombre, la humanidad, el universo o una célula nace, crece, se reproduce y muere. Tiende a perpetuarse como unidad y como componente del conjunto (instinto de supervivencia) y a través de la especie mediante la descendencia propia.
En el caso de la humanidad hay personas que, conscientemente o no, utilizan una estrategia de supervivencia y otras que utilizan otra muy distinta. Hay actitudes sociales muy diferentes y diversas, muchas veces, reflejadas en sus ideologías. Podríamos clasificar a las personas en un sistema tridimensional de ejes cartesianos no obstante, para simplificar lo haremos en uno bidimensional de dos ejes de coordenadas: Sentimiento nacional y postura socioeconómica.
En el primer eje encontramos un continuum, entre el nacionalismo más local y el nacionalismo más global o universal.
En el segundo eje lo encontramos entre la postura más radical de izquierdas (el hombre social y los servicios sociales prevalecen sobre cualquier otra prioridad) y la postura más ultra de derechas (la propiedad e iniciativa privada debe prevalecer sobre cualquier otra consideración pública, social o solidaria)
Hay gente interesada en eliminar la diferencia entre derecha e izquierda; no obstante esta diferencia existe y es muy fácilmente detectable. Lo que ocurre es que en algunas ocasiones la derecha gobernante puede hacer políticas sociales (las mínimas necesarias para que sus beneficiarios tengan la posibilidad de comprar los productos y servicios de las empresas capitalistas, para enriquecer al empresario) y en muchas ocasiones la izquierda gobernante se ve obligada a reducir sus políticas sociales y a incrementar políticas liberal-capitalistas o, lo que es peor, organizaciones de derechas que se presentan con el cariz (la careta) de ser formaciones de izquierdas cuando en realidad son formaciones de derechas y hacen políticas duras de derechas. Así, en España, el Partido Popular tiene un nombre engañoso: popular es sinónimo de “del pueblo” o “social”, cuando, en realidad, es el partido de la oligarquía, de los ricos, de los grandes empresarios capitalistas, de los grandes grupos financieros autoritarios; mientras que el PSOE es una organización de derechas (aunque no tan ultra como la del Partido Popular) que hace políticas de derechas, pero que se presenta en sociedad como si fuera un partido de centro izquierda.
(el tercer eje sería un continuum entre una máxima participación democrática y un máximo autoritarismo que impide la más mínima participación democrática; pero, tal como hemos dicho, para simplificar, no vamos, aquí a considerar este tercer eje).
Estos días nos escandalizamos, algunos, y nos indignamos, los mismos, al recibir la información de que Telefónica, una empresa privada que declara importantes beneficios anuales ha promovido un ERE (expediente de regulación de empleo) por el que va a despedir el 20% de sus trabajadores, mientras aprueba unos bonus para incentivar con 400 millones de euros a sus principales dirigentes. Los ERE se legislaron para ayudar a empresas con déficits económicos, para que pudieran reducir gastos; pero no tienen ningún sentido en el caso de las empresas con más ganancias que pérdidas, ya que los beneficios empresariales se deben tanto a la actividad empresarial como al trabajo de sus trabajadores, por lo que deben repercutir, beneficiar, a unos y a otros y no beneficiar a los dirigentes y perjudicar a los trabajadores y a la sociedad en general que se encuentra con la necesidad de asumir el gasto del subsidio de desempleo de los trabajadores despedidos ilegal e injustamente. ¿Cómo se puede entender, desde la decencia, ética y coherencia una acción así de una empresa con beneficios que transfiere su responsabilidad social de los salarios de un 20% de sus trabajadores a una sociedad en profunda crisis económica con cinco millones de parados? Y, además, comete la indecencia de incentivar de forma millonaria a sus principales dirigentes.
El gobierno del Estado español, obligado por la crisis económica creada por el propio sistema liberal-capitalista globalizado y por los propios mercados de este sistema, y obligado por estos propios mercados y las agencias reguladoras de los mismos, toma unas medidas antisociales que ahogan el crecimiento económico del propio Estado, de los ciudadanos y en especial los jóvenes: Congela los salarios de los funcionarios y regula las pensiones (ahoga a los más débiles del sistema) de manera que se deberá cotizar más tiempo para tener derecho a una jubilación menos remunerada: Se debe cotizar más tiempo cuando hay menos tiempo de posibilidad de trabajo... especialmente para los jóvenes... El sistema no sólo, como Saturno, devora a sus hijos, sino que se devora a si mismo... Y, no obstante, todas las encuestas electorales a las que pude acceder prevén, para las próximas elecciones autonómicas y locales un triunfo del partido más genuinamente liberal-capitalista, del partido que, con mayor injusticia y desfachatez, devora a sus hijos... Y sus hijos están dispuestos a votarle, auparlo y facilitarle esta fagocitosis. ¿Quién lo puede entender? ¿Quién lo puede explicar?
Periódicamente grandes manadas de cetáceos nadan velozmente y se embarrancan en la arena de la playa. En ocasiones grupos de ecologistas, con gran esfuerzo, los protegen y los devuelven hacia el mar abierto. El éxito de estas operaciones resulta mínimo: la mayoría de los cetáceos mueren y algunos, incluso, vuelven a nadar y embarrancarse en la arena donde mueren.
Palma, abril de 2011
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Antoni Ramis Caldentey
Psicòleg humanista social
Psicòleg humanista social
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