07 septiembre 2011

Comunicado sobre los conflictos en Son Gotleu

Miembros de la Plataforma y de Asociaciones en la Delegación del Gobierno. Foto DM
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PLATAFORMA POR LA RECUPERACIÓN DE LA INICIATIVA CIUDADANA

COMUNICADO A RAÍZ DE LOS CONFLICTOS EN EL BARRIO DE SON GOTLEU

Ante los graves sucesos ocurridos en la barriada de Son Gotleu, como consecuencia de las diferentes reacciones habidas ante la pérdida de una vida humana, el tejido asociativo, agrupado en torno a la Plataforma por la Recuperación de la Iniciativa Ciudadana, manifiesta que:

PRIMERO

Lamentamos la muerte de Efosa Okosun, a quien reconocemos como la víctima principal de este conflicto. Exigimos que se lleve a cabo una investigación que aclare los hechos y determine las posibles responsabilidades que de ellos se puedan derivar.

Efosa era una persona, por encima de cualquier otra clase de consideración y como tal se merece respeto. Saliendo al paso de afirmaciones aparecidas en medios de comunicación, citando fuentes policiales, negamos rotundamente que Efosa fuera un traficante de drogas o que estuviera robando, su permiso de residencia estaba en tramitación, un hecho administrativo que para nada afecta a su calidad como ser humano. Efosa era una persona querida en el barrio, miembro de diversas asociaciones, usuario habitual del Casal de Barrio por su participación en actividades culturales. Sobrevivía con la ayuda de su familia, con trabajos esporádicos como la recogida de fruta y productos del campo y también con algunas pinturas y tallas que hacía por encargo, ya que tenía formación artística como pintor y escultor que había recibido en escuelas oficiales de su país de origen.

La familia de Efosa cuenta con nuestro apoyo moral, económico y jurídico para llevar el caso hasta el final, mientras hacemos un seguimiento del proceso para garantizar que el color y la nacionalidad de la víctima no sean motivo de discriminación.

SEGUNDO

Condenamos todas las formas de violencia presentes en el caso:

A.- Condenamos la violencia espontánea desatada tras la muerte de Efosa, que afectó al mobiliario público y a los vecinos y vecinas de forma indiscriminada. Aunque la participación en estos sucesos fue de un grupo minoritario de personas, pedimos disculpas en nombre de la familia de Efosa y de la comunidad africana de Son Gotleu.
Esta violencia no ha contribuido al esclarecimiento de los hechos sino que más bien ha servido de excusa a quienes tienden a criminalizar al conjunto de la comunidad nigeriana y africana y a estigmatizar el barrio de Son Gotleu.

Llamamos al conjunto de la comunidad africana y de cualquier otro colectivo a cerrar filas en torno a las asociaciones que estamos dispuestas a compartir momentos difíciles. Les pedimos que cuando se produzcan situaciones de este tipo nos llamen y podamos actuar como tejido social, abriendo vías de solución que no afecten a personas inocentes.

B.- Condenamos la violencia organizada por grupos minoritarios que no representan al conjunto de las personas que viven en el barrio de Son Gotleu, con independencia de su origen, nacionalidad o cultura de referencia y que responden a otros intereses. Pedimos a la policía, a los medios de comunicación y a las instituciones públicas un esfuerzo para identificar claramente a estos grupos y para separarlos el conjunto de sus comunidades y del barrio en general, donde predominan las personas pobres, castigadas severamente por el paro y atrapadas en una realidad que no pueden mejorar sin ayuda externa pero que, pese a todo, apuestan por convivir en paz.

C.- Condenamos la violencia estructural, ejercida desde un modelo social, del que son responsables los poderes públicos y también los económicos, que se revela como profundamente injusto en el reparto de la riqueza, tanto a nivel mundial como local y que tiende a criminalizar la pobreza en todas partes.

El empobrecimiento de los países de origen de la población inmigrada, la pobreza absoluta en la que viven millones de personas, la llamada de mano de obra barata y su abandono cuando se rompe la burbuja inmobiliaria, la pobreza relativa cada vez más extendida en nuestros barrios y ciudades, el paro, la falta de perspectivas de futuro, la infra-vivienda, el hacinamiento y la degradación de un entorno en el que la inversión es mínima, el estigma social y los prejuicios con los que muchas personas se sienten juzgadas y etiquetadas, también son formas de violencia que generan sentimientos de impotencia y de rabia que tienden a manifestarse de forma violenta cuando no encuentran otros cauces.

TERCERO

En el caso de Efosa, desde algunos ámbitos policiales e institucionales se han dado informaciones no comprobadas, cambiando la versión de los hechos en diversas ocasiones, en algunas de ellas culpando a la persona fallecida de forma falsa e injusta, con grave riesgo de provocar nuevos incidentes y obstaculizando la labor de mediación y pacificación llevada a cabo desde el tejido asociativo.

Desde algunos medios de comunicación se han potenciado titulares sensacionalistas que confunden a la ciudadanía y provocan situaciones de indignación en las comunidades aludidas.

Los hechos objetivos se mezclan con valoraciones e interpretaciones que no pueden ser confundidos con la verdad. La libertad de expresión exige también un ejercicio de responsabilidad.

La verdad se puede presentar de muchas maneras, es responsabilidad de cada medio y de cada persona si la forma como la presenta contribuye a la paz y a la convivencia o a la violencia y a la segregación.

CUARTO

Las instituciones públicas tienen una gran responsabilidad a la hora de elegir a sus interlocutores en situaciones de crisis. No podemos aceptar que se ignore a asociaciones que trabajan por la paz y se de la máxima consideración a líderes de asociaciones que no dudan en afirmar en medios de comunicación que “prefieren a los traficantes de droga de etnia gitana antes que a los negros” y que en numerosas ocasiones han exigido la deportación masiva de la población africana.

No podemos aceptar que se criminalice a las personas que no tienen permiso de residencia en estos momentos, porque ese hecho no las convierte en delincuentes. La población africana ha llegado a Mallorca llamada fundamentalmente por un tejido empresarial que buscaba mano de obra abundante y barata. Ahora que la burbuja inmobiliaria se ha desinflado y la mal llamada crisis dificulta poder conseguir, incluso renovar, los permisos de residencia, no podemos aceptar que se plantee la deportación como solución a un problema humano. Respecto a este hecho hay una inquietud justificada en las comunidades africanas, avalada por acciones policiales en las que sólo se ha pedido documentación a las personas según el color de su piel.

Los recortes en los fondos destinados a los proyectos de desarrollo en los países empobrecidos no van a contribuir precisamente a frenar la emigración de personas hacia los países europeos, enriquecidos pese a la mal llamada crisis.

QUINTO

La sociedad civil organizada, el tejido asociativo en su conjunto, tenemos el derecho y el deber de participar en los conflictos sociales y lo estamos haciendo, desde la responsabilidad ciudadana y como canal para la defensa de los Derechos Humanos en todas sus dimensiones: derechos civiles, políticos, culturales, económicos, sociales, etc.
Como entidades ciudadanas estamos contribuyendo a la pacificación del barrio de Son Gotleu en los momentos difíciles, evitando situaciones de violencia que podían haber llegado a ser muy graves. Lo hacemos en la calle, calmando los ánimos, ofreciendo cauces para expresar el dolor y para plantear las reivindicaciones, abriendo vías de comunicación con las instituciones y devolviendo a las comunidades y al barrio la esperanza y la confianza en las acciones pacíficas.

La seguridad ciudadana es mucho más que la intervención policial, por eso exigimos a las instituciones públicas que valoren el trabajo de mediación llevado a cabo por el tejido asociativo, que nos tengan en cuenta en situaciones de emergencia y que nos traten con respeto. Como ciudadanos/as no podemos aceptar expresiones como “ustedes no son nadie”, justo cuando acabamos de jugarnos la vida haciendo la paz en medio de la crispación y armados tan sólo de nuestra palabra y nuestra credibilidad.

Asociaciones locales y asociaciones de inmigrantes, como parte del tejido asociativo legalmente constituido y amparados en el artículo 9.2 de la Constitución Española, vamos a trabajar juntos para defender los Derechos Humanos, para combatir la violencia y también el racismo y la xenofobia que la alimentan, para que no se criminalice ni se discrimine a ninguna comunidad y para exigir una distribución más justa de la riqueza, tanto a nivel local como mundial.

Palma, 5 de septiembre de 2011
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