13 junio 2011

Por qué psicología

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1 ¿Por qué psicología?

1 ¿Por qué psicología?

Dado que la psicología es la ciencia del hombre y de la mujer (en todas sus edades), de la persona, de sus personalidades y comportamientos, y la manera de modificarlos, resulta básico su conocimiento. Tanto para aplicárselos a uno mismo para la mejora de la calidad de vida personal, como para aplicarlos en nuestras relaciones con los demás para conseguir una armonía en las relaciones, de tal manera que facilite el bienestar personal propio y de los que se relacionan con nosotros. Y no hablemos ya si esta relación es una relación educativa como es el caso de los padres respecto de sus hijos o de los maestros respecto de sus alumnos. Es importante, para relacionarnos bien y para estar bien con uno mismo, conocernos y conocer a los demás. Piaget, psicólogo y educador, decía, con todo el acierto del mundo: "Para enseñar matemáticas a un niño es más importante conocer el niño que conocer las matemáticas".

La psicología es imprescindible como ciencia auxiliar y básica para la función educativa.

Efectivamente, la psicología, ya lo hemos esbozado, es la ciencia de la conducta (de los comportamientos) y en el caso de la humana (ya que hay una psicología humana y una psicología animal), el conjunto de comportamientos de la persona constituyen su manera de ser, su personalidad, la psicología se convierte en la ciencia del hombre y de la mujer, de sus personalidades (maneras de ser) y de sus correspondientes comportamientos (maneras de actuar).

Para enseñar a alguien, más importante que conocer lo que tengo que enseñar (el área o la materia) es conocer la persona a quien tengo que enseñar (y la psicología es la ciencia que nos da este conocimiento).

Posteriormente, a raíz de la Constitución Española de 1978, la LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación) de 1985 y la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo) de 1990 nos damos cuenta que es el propio alumno el que se enseña a sí mismo. El profesor y sus explicaciones son un instrumento, un recurso (el mejor de los posibles) para ayudar a que el alumno construya sus propios aprendizajes. Y, ahora, tan importante como que el profesor conozca los alumnos a quienes enseña, es que los alumnos, profesores de sí mismos, se conozcan a sí mismos y conozcan los instrumentos personales de enseñanza (los profesores) y así, la psicología, auxiliar imprescindible del educador se convierte en auxiliar imprescindible del alumno/a. Y así, el profesor, de aprender psicología para poder enseñar lo que sea a los alumnos, pasa a enseñar psicología a los alumnos para que estos/as, conociéndose a sí mismos y a los demás, puedan aprender más fácilmente y puedan adaptarse a una mejor calidad de vida personal.

Siendo evidente esta función básica de estos conocimientos básicos (la psicología) nos preguntamos, y preguntamos a los políticos legislativos, por qué la psicología, tan necesaria y conveniente, no es un aprendizaje permanente a lo largo de todo el proceso educativo. ¿Por qué si lo son, por ejemplo, las matemáticas y la lengua, especialmente la importada e impuesta de fuera? Nos preocupa tener razón en la intuición de la respuesta a estos interrogantes: El conocimiento de uno mismo y el de los demás nos hace más libres y competentes, el conocimiento de las matemáticas (el método más exacto) y la lengua (instrumento con el que se nos instruye y nos da las órdenes) facilita, además del raciocinio, la disciplina y sumisión a la autoridad.

Hace mucho tiempo que predicamos que la persona es libre y que la educación debería ser en libertad para conseguir la máxima libertad y responsabilidad personal. Hace mucho tiempo que constatamos que las personas y los pueblos no son libres, sino subyugados, oprimidos y explotados, así como que la mayoría de responsables políticos no son responsables sino irresponsables.

Es necesario estar indignados contra la situación provocada artificial e intencionadamente, pero también reaccionar, actuar, provocar el cambio: restablecer la justicia social y distributiva, la solidaridad y cooperación, pero es necesario hacerlo con conocimiento de causa, conociendo el por qué esto es así y conociendo el cómo cambiarlo. Conociendo a quien lo provoca y por qué lo provoca, así como qué hacer para obligarle a cambiar de una forma racional, inteligente y voluntaria; conociéndonos a nosotros mismos para facilitarnos recursos para mejorar la realidad social, las relaciones y el bienestar de todos y todas, única manera en que también yo podré estar mejor ("yo estoy bien porque tú estás bien"). Es decir, conociendo y aplicando positivamente la psicología. Por esto, psicología.
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