1 Una confluencia de hechos, crecimiento excesivo de los webs de los distintos arcos, complicación creciente de sus intersecciones o temas y espacios comunes, la supresión del servidor principal de los servicios php+MySql y RSS, el cambio de muchos enlaces en origen, han ocasionado que el conjunto web tenga muchas deficiencias, que hacen preciso una urgente, y demasiado extensa, reparación. Hace unos días que estoy en ello y, realmente, el trabajo, por su extensión es arduo y difícil. No obstante, si soy capaz de continuarlo con constancia redundará en beneficio de la claridad y funcionalidad del recurso.
2 Igualmente, hace tiempo que pienso sistematizar parte del conjunto de nuestros escritos en un cuerpo coherente “que sirva”. Dudo si hacerlo en forma de manual de autoayuda (actualmente han surgido y extendido como setas), de referencia para la orientación (auto y hetero), o en forma de narración o novela (también hay demasiadas). Yo pensaba narrar los hechos novelescos vividos en la primavera del año 2007, juntamente con la composición de audiovisuales. Pero Afeez me dijo que había demasiada gente necesitada de ayuda y que él experimentaba como muchas de mis actividades y consejos le ayudaban a si mismo y a mucha gente y que, consecuentemente, convenía más un libro de ayuda para gente necesitada.
3 La cuestión es que por un motivo u otro de los dos de los puntos anteriores u otros diferentes a estos dos, hace unas noches (de primavera) que, medio dormido, tengo unas ideas o pensamientos concatenados que me parecen interesantes, y me digo a mi mismo: “Esto no lo olvides y cuando te levantes escríbelo”, pero cuando la somnolencia se convierte en vigilia completa he olvidado la mayoría de los pensamientos que parecían tan interesantes y funcionales. Me digo que debe ser cosa de la edad, o de los medicamentos antidepresivos, y que nunca estos pensamientos podrán quedar plasmados en el recuerdo ni, consecuentemente, en el papel. De todos es sabido que, cuanto mayores nos hacemos, por lo menos, menor y mas fútil es la memoria inmediata. Me siento como un escritor, “con musa excedente (ausente o inexistente)” y nuestra generación es la de la posguerra inmediata.
2 Igualmente, hace tiempo que pienso sistematizar parte del conjunto de nuestros escritos en un cuerpo coherente “que sirva”. Dudo si hacerlo en forma de manual de autoayuda (actualmente han surgido y extendido como setas), de referencia para la orientación (auto y hetero), o en forma de narración o novela (también hay demasiadas). Yo pensaba narrar los hechos novelescos vividos en la primavera del año 2007, juntamente con la composición de audiovisuales. Pero Afeez me dijo que había demasiada gente necesitada de ayuda y que él experimentaba como muchas de mis actividades y consejos le ayudaban a si mismo y a mucha gente y que, consecuentemente, convenía más un libro de ayuda para gente necesitada.
3 La cuestión es que por un motivo u otro de los dos de los puntos anteriores u otros diferentes a estos dos, hace unas noches (de primavera) que, medio dormido, tengo unas ideas o pensamientos concatenados que me parecen interesantes, y me digo a mi mismo: “Esto no lo olvides y cuando te levantes escríbelo”, pero cuando la somnolencia se convierte en vigilia completa he olvidado la mayoría de los pensamientos que parecían tan interesantes y funcionales. Me digo que debe ser cosa de la edad, o de los medicamentos antidepresivos, y que nunca estos pensamientos podrán quedar plasmados en el recuerdo ni, consecuentemente, en el papel. De todos es sabido que, cuanto mayores nos hacemos, por lo menos, menor y mas fútil es la memoria inmediata. Me siento como un escritor, “con musa excedente (ausente o inexistente)” y nuestra generación es la de la posguerra inmediata.
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Como digo, de los pensamientos de esta noche, que me parecían fundamentales, y que me han impelido a levantarme pronto para escribirlos, no recuerdo casi nada. Sólo recuerdo que me daba cuenta de que los tenía en mi lengua materna, en catalán, modalidad propia (de Palma de Mallorca), y mientras los “redactaba” mentalmente lo hacía en castellano. Esto tiene una explicación muy clara y lógica: mi lengua materna fue mi primera lengua, el castellano fue la primera lengua que aprendí a escribir y redactar, mientras que no aprendí a escribir mi propia lengua hasta casi los treinta años.
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