23 marzo 2008

El nuevo PP balear, ética, lengua y pactos

Es como un mono de imitación del PP estatal: La presidenta digitada (“mira-la i que ho és de guapa, sa nina” decía compungido para disimular su rabia y su tristeza un Gabriel Cañellas Presidente balear obligado a dimitir por “el bigotín” de las Azores para dar una lección de dignidad política al mundo y así poder ganar las próximas elecciones estatales. Después demostraría ser más de 100 veces peor que aquel a quien ahora obligaba a dimitir) Rosa Estarás (estarás, siempre en futuro, porque es difícil que llegue a estar nunca en presente) dice que se queda, igual que Mariano, y que se postula para presidenta para el próximo congreso balear del Partido que se celebrará inmediatamente después del Congreso estatal y que “... de todas maneras, se podrán presentar tantas candidaturas como se quiera”, igual que Mariano.

En el PP balear hay un mínimo de diez o doce influyentes que se mueren de ganas de presidir el partido, pero todos ellos saben que, aunque con mejores mimbres que la digitada, si se postulan, como hizo Gallardón en el estatal hace ya más de 12 años, no lo podrá presidir nunca, ya que sería él/ella contra todos los demás que tuvieran la misma ambición. Además, tanto en el PP estatal como en el balear siempre se han elegido presidentes a mediocridades, intelectualmente, superadas por la mayoría de influyentes de su entorno. Por esto, como la ambiciosa Espe de Madrid (o Urraca de Castilla), la mayoría de ambiciosos se apresuran a decir: “No, yo no me postulo, yo me siento del equipo, y pienso apoyar, de/a la digitada (no sé si Catalina Cirer también está en esta tesitura o si con Mum, pum, pum, en su avioneta privada y su comida de langosta en Menorca, hicieron otros planes, como repartirse la alcaldía de Palma entre ellos dos).

Carlos Delgado, para quien todo valió para arrebatar el Ayuntamiento de Calvià, quizás el más rico per capita de toda Europa, a la socialista “Margarita” Nájera, y que tiene a todos los extranjeros, votantes en las municipales, embobados y en el bolsillo por su excelente trato, excursiones, visitas y actos culturales, invitaciones a comidas,..., se destapó hace unos días diciendo: “Yo apoyaré a Rosa Estarás, pero con condiciones: Deberá cambiar en el Estatuto Balear la palabra ‘catalán’ como lengua propia de la Comunidad (juntamente con el español o castellano) por 'mallorquín, menorquín e ibicenco' y no deberá pactar nunca con ningún partido nacionalista”.

1 Es curioso como los ultras derechas están tan empeñados en partir la lengua catalana (el valenciano, barcelonés, mallorquín,... como lenguas no catalanas) como en unificar y uniformar la lengua castellana: Por la misma regla de tres que diversifican el catalán deberían hacerlo con el español o castellano: “el cordobés, el argentino, el cubano, el venezolano, el colombiano, chileno, toledano, granadino... son lenguas independientes diferentes del castellano”. Pero, no, la regla de tres no funciona en este caso: para ellos todas estas modalidades son puro y duro español o castellano únicos.

2 Desde la democracia, dada su política económica, urbanística, ética e ideológica-política, el PP sólo ha tenido dos maneras de gobernar: Con mayoría absoluta exclusiva o con mayoría absoluta resultado de la suma de sus propios parlamentarios o concejales y los del partido nacionalista de derechas UM. O sea que la exigencia de Delgado reduciría a la primera de las dos únicas posibilidades, puesto que UM es nacionalista. En las últimas autonómicas, convencidos de poder reeditar la mayoría absoluta, en solitario, Rosa Estarás hizo una campaña muy beligerante contra MAM, la Presidenta de Unió Mallorquina, lo que hacía imposible un pacto postelectoral entre estas dos fuerzas políticas, como había ocurrido varias veces anteriormente. Al no conseguir gobernar Ja Mito Mematas salió raudo y veloz para no ser imputado por mil (idem)putadas que iban a descubrirse. La exigencia de Delgado impediría pactos con UM (único partido que los haya hecho alguna vez con el PP), así como con PSM, Entesa y ERC (todos ellos nacionalistas y más a la izquierda que UM) y sólo dejaría como posibles al PSOE y a Izquierda Unida (lo cual parece bastante imposible).

Si todo el PP balear fuese un conjunto de personas parecidas a Tòfol Soler (el presidente autonómico del PP que presidió entre la última de l’amo en Gabriel Cañellas y la primera de Jai Mito Mematas, o como Manuel Pimentel, el ministro de trabajo del bigotín de las Azores, que dimitió escandalizado de la política social y laboral de su jefe, especialmente en lo referente a la inmigración, el PP balear podría pactar hasta con el PSOE o Izquierda Unida, amén de con cualquier partido nacionalista incluido ERC.

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