El
recuerdo azul luminoso
La
infancia en Porto Colom es un recuerdo y casi una idea, que uso cuando algún
Maestro de Yoga nos pide: “Mente en blanco y solo una idea feliz”.
Pero
también son recuerdos sucesivos
Antes
de la partida había visita obligada als “senyoravis” que además de bendecirnos
y hacernos fotos con las primas Oliver Gayá que con ellos vivían, nos colocaban
al cuello unos “escapularis” para protegernos de todo mal y sobre todo del mar
que “fa forat i tapa”.
La
llegada desde Sant Joan a Felanitx
Los
cuatro hermanos aguardando en el Fiat Balilla, espera eterna mientras nuestros
padres visitaban familia (todos los primos de can Palau), amistades juveniles y
finalmente a una monja (según mi piadosa madre, una santa).
De
pronto entraban en el coche y los que ocupábamos las dos plazas delanteras nos echábamos
literalmente sobre las dos hermanitas y bultos, todos detrás.
Subiendo la
cuesta hacia el puerto, el coche acusaba la carga, a medida que mi padre bajaba
de marcha. En el camino antes de can Alou la carretera es hermosa sinuosa entre
pinos, y allí nuestra madre disparaba la ansiedad con un: “Premi a nes primer que
vegi la mar”.
Todos, porque la de la pequeña tenía siempre
nuestro cuidado, cuatro caras pegadas al ventanal izquierdo trasero del coche, en una suerte
de descubrimiento visual del gran azul.
Una vez llegados, en tromba sobre
nuestra senyoravia des Port, después sobre los tíos Bernat y Jaume.
Y asomados
al mar agarrados por nuestros tios, desde aquella galería, habíamos por fín
llegado a la plenitud de la felicidad.
Bernardo
Gaya Miquel
(De can Solle. Quien sepa cómo se escribe este sobrenombre, que me
lo diga, por favor).
No hay comentarios :
Publicar un comentario