10 mayo 2004

El terrorismo es un gran negocio. LORETTA NAPOLEONI

Recibido por correo electrónico de Zahorin dirigido a Aprendiendo

LORETTA NAPOLEONI, ECONOMISTA, EXPERTA EN TERRORISMO INTERNACIONAL
“El terrorismo es un gran negocio”

Tengo 48 años. Nací en Roma y vivo en Londres. Soy licenciada en Economía Internacional y Relaciones Internacionales. Estoy casada y tengo dos hijos. Soy de izquierdas y una de las fundadoras del movimiento feminista italiano. Creo en Dios. Publico “Yihad. Cómo se financia el terrorismo en la nueva economía” (editorial Urano)

IMA SANCHÍS - 20/04/2004

Dice usted que el terrorismo islámico no es religioso?

–Es económico; mueve 1,23 billones de euros al año.

–¿Cómo genera ese dinero?

–Un tercio es producto de actividades delictivas, incluido el tráfico de drogas; otro tercio es dinero que se mueve ilegalmente y, el tercio restante, es dinero totalmente legal.

–¿Cómo nació el terrorismo internacional?

–El origen está en la guerra fría, cuando los estados, fundamentalmente Estados Unidos y la URSS, forman y financian grupos terroristas para luchar en otros países por sus intereses. Un ejemplo es la contra en Nicaragua.

–¿Una organización terrorista creada por la CIA?

–Y financiada con actividades legales e ilegales de la Administración americana del presidente Reagan. Luego, en los años 70 y 80, se da una privatización del terrorismo. Los grupos se independizan y buscan estrategias para financiarse independientemente de los patrocinadores; es aquí donde empieza el negocio del terrorismo.

–Pero se trata de grupos que actúan a escala nacional.

–Sí, grupos como ETA, condenados a desaparecer. El terrorismo de la globalización es un fenómeno que aparece en los años 90 con la desregularización de los mercados económicos y financieros. Desaparecen las fronteras económicas, y el dinero se mueve sin control de un país a otro.

–¿El modelo perfecto es Al Qaeda?

–Sí, gana dinero en todo el mundo y es activa en muchos países.

–¿Cuáles son fuentes de ingresos?

–Empezaron con actividades legales, participando en Al Barakaat y Al Taqwa/Nada Management Grup, instituciones financieras internacionales que dirigen los intercambios del “haweala”, un sistema de transacción económica barato y difícil de controlar.

–¿Dónde se encuentran sus sedes?

–Al Barakaat tiene base en Somalia y sedes en 40 países incluido Estados Unidos. Sus fondos fueron congelados en septiembre del 2001 pero hasta entonces giraban un mínimo anual de 500 millones de dólares de beneficios a la oficina de compensación con sede en los Emiratos Árabes. De estos ingresos Bin Laden recibía un 5%.

–¿Para acabar con el terrorismo hay que acabar con su red financiera?

–Así es. La solución militar y policial no va a funcionar porque estamos hablando de un fenómeno global. Hay que seguir la pista del dinero. Desde el 11-S hasta hoy se han congelado en el mundo 150 millones de dólares de dinero terrorista, y eso no es nada.

–Pero las redes que utiliza el terrorismo son las mismas que utiliza el sistema capitalista.

–Ese es el problema, el dinero se mueve de un paraíso fiscal a otro y, para bloquearlo, debemos abolir los paraísos fiscales, importantísimos para el sistema capitalista. Los cerebros del terrorismo islámico conocen muy bien nuestro sistema y nosotros apenas sabemos nada de ellos.

–¿Qué papel desempeña la religión en esta guerra?

–Es el elemento de reclutamiento. En Occidente lo ha sido la ideología, en el mundo islámico lo es la religión. Pero las motivaciones de los dirigentes de estas organizaciones son económicas. El terrorismo islámico lucha por un cambio de régimen político en los países musulmanes.

–Entonces, ¿por qué razón no luchan en su propia casa?

–Durante los últimos cincuenta años, el dominio político y económico de Occidente en sus países ha obstaculizado la expansión de una economía emergente en el mundo musulmán, que quiere librarse de esa influencia así como de los dirigentes oligarcas que Occidente impuso, mantiene y defiende.

–¿Cuál es el perfil de los cerebros de las organizaciones terroristas islámicas?

–Los financiadores son personas de la clase media, banqueros y comerciantes que quieren librarse de esas oligarquías corruptas que los bloquean. Las jerarquías militares son gente formada en Occidente que conoce profundamente nuestros puntos débiles; y los soldados, los hombres bomba, son gente pobre que obedece a sus imanes.

–Otro punto negro al que siempre alude el terrorismo islámico es la causa Palestina. ¿Por qué no atenta contra Israel?

–Israel tiene la bomba atómica y creo que, si el 11-S hubiera sucedido allí, Sharon habría efectuado un ataque nuclear contra los países árabes. Pero hay más explicaciones.

–Siempre hay más de una causa.

–Israel es sólo una de las preocupaciones del terrorismo islámico. Pero su objetivo tampoco es destruir Occidente, sino demostrarnos que el terrorismo es una fuerza real que puede poner en peligro el mantenimiento de la democracia. Sus ataques, son ataques simbólicos para convencernos de que la política exterior que hemos llevado durante los últimos 50 años no puede continuar.

–Entonces, ¿no se trata del enfrentamiento entre dos civilizaciones?

–No. El terrorismo se inspira en el pasado pero debe leerse como un movimiento moderno que alberga conceptos arcaicos y conceptos nuevos como el derecho de la población a tener mayor participación en los beneficios del petróleo.

–¿Qué mundo nos espera?

–El terrorismo es una nueva guerra que debemos solucionarla aplicando el pensamiento lateral, nuevas estrategias, porque los instrumentos clásicos no nos sirven. No podemos ir a detener a los culpables a países en los que no tenemos jurisprudencia.

Me insiste en que explique que le costó mucho publicar su libro sobre la financiación del terrorismo: “Nadie lo quería porque no había conciencia de la importancia de la economía en esta guerra moderna”. Ella lo tenía clarísimo, su escuela han sido años trabajando como economista en el FMI, en el Banco Nacional de Hungría, el Chase Manhattan, la agencia de bolsa Laurie Millbank y el Banco Narondny de Moscú. Luego se interesó por las Brigadas Rojas y tras el 11-S se especializó en terrorismo árabe internacional. Ha viajado como consultora a muchos países de Oriente Próximo, donde ha contactado con líderes políticos y financieros: “La religión no es más que el instrumento de reclutamiento del terrorismo islámico, la fuerza motora es la economía”.

1 comentario :

  1. Anónimo9:58 p. m.

    ¿Por que no gestionan los paises personas como esta? y por el contrario nos ponemos en manos de ladrones sin escrupulos.

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