22 febrero 2024

Narrativa catalana de l'exili (en catalan)


Narrativa catalana de l'exili

A cura de Julià Guillamon

AVEL·LÍ ARTÍS-GENER • AGUSTÍ BARTRA

XAVIER BENGUEREL • PERE CALDERS

LLUIS FERRAN DE POL • CÈSAR-AUGUST JORDANA

VICENÇ RIERA LLORCA • MERCÈ RODOREDA

FRANCESC TRABAL • RAMON VINYES


Presentación:

En los días anteriores a la caída de Barcelona, en enero de 1939, Cataluña vio marchar al exilio a sus mejores escritores e intelectuales. Un grupo importante pasó los Pirineos por el Portús o por el collado de Manrella, después de un penoso periplo por carreteras llenas de gente cargada con fardos colchones, exhausta después de más de dos años de guerra y privaciones. Otros atravesaron por collado de Ares y Prats de Molló, en largas hileras de soldados vencidos. La salida, las horas previas al paso de la frontera y la llegada a Francia dejaron un recuerdo imborrable.

Después de los primeros meses, donde la principal y casi única preocupación era la supervivencia, los escritores vuelven a la actividad con la necesidad imperiosa de relatar sus experiencias o, simplemente, de recuperar los proyectos literarios abandonados en el momento de partir. Muchos de ellos han encontrado refugio en las residencias de intelectuales creadas por iniciativa de asociaciones y comités de ayuda en Montpellier y Toulouse, en Bierville o en Roissy-en-Brie. Otros, con menos suerte, han ido a parar a los campos de concentración del sur de Francia: Argelers, Sant Cebrià de Rosellón o Agde. El mismo año 1939 las revistas de los catalanes de América comienzan a publicar textos literarios que son testigo de una vocación de continuidad y permanencia, a la espera de que el desenlace de la Segunda Guerra Mundial permita el regreso a Cataluña. La inminencia del empleo y el miedo a ser deportados hacen que muchos fugitivos elijan la ruta de América. Se inicia la diáspora. Un exilio que se quiere provisional pero que la guerra fría convirtió en un exilio de larga duración y en muchos casos, definitivo.

La dispersión de los escritores por varios países de Europa y América dio lugar a una situación paradójica. La lengua catalana estaba prohibida y perseguida en Cataluña, sus autores esparcidos por el mundo y alejados del público, no había plataformas de difusión, no había editoriales. Esta situación no llevó al silencio y al abandono, ni empujó a los escritores a escribir en castellano, aprovechando las posibilidades que ofrecían los periódicos y las editoriales americanas. En la mayor anormalidad, la literatura catalana siguió existiendo y culminó el proceso de apertura hacia nuevos temas y formas iniciados antes de la guerra. En los años treinta, Cataluña había alcanzado un alto grado de civilización. No vela, poesía, periodismo, traducciones: el catalán se había convertido en un instrumento afinado, vehículo de alta cultura. Y al mismo tiempo, se habían dado los primeros pasos para consolidar una cultura de masas moderna. El exilio representó un terrible descalabro, que acabó con todo un mundo. Pero al mismo tiempo, obligó a los escritores a enfrentarse a algunos temas clave de la contemporaneidad: la pérdida de identidad, el tema del «otro» o la vida en las grandes metrópolis del siglo xx.

En México y Santiago de Chile, los dos países que abrieron sus puertas a los refugiados, se crearon revistas y editoriales que publicaron la obra de los autores de la diáspora. Al mismo tiempo, gran parte de las experiencias del exilio dieron lugar a novelas y libros de cuentos escritos después del regreso a Cataluña y editados en Barcelona. Se publicó poesía, dietarios, memorias, ensayo y pensamiento. En los últimos años se ha empezado a recuperar un inmenso epistolario, que ayuda a comprender la vivencia del exilio y a compartir su emoción. El volumen que hoy presentamos reúne por primera vez una antología de textos narrativos que permiten recomponer la historia del exilio al modo de una ficción documental: la salida de Barcelona, la estancia en Francia, los campos de concentración y la peripecia americana.

Nuestra selección se inicia con la novela "Crist de 200.000 braços" (1968) donde Agustí Bartra relató la historia de cuatro compañeros en el campo de concentración de Argelers. La experiencia de los campos ha generado varios tipos de textos literarios y recreaciones artísticas. Existe una literatura escrita sobre el terreno para dar testimonio. Y otra que reconstruye los hechos (a través de la memoria personal, de varios testigos y documentos) y los sitúa en una secuencia que aborda como un todo la vida del campo. Finalmente, algunos autores quieren encontrar la razón del sufrimiento, mitifican la experiencia y hacen un punto de partida de un renacimiento personal y colectivo. Bartra sometió sus recuerdos a un largo proceso de reelaboración a partir de textos escritos en la propia playa de Argelès, que dieron lugar a un conjunto de poemas y a un primer texto narrativo, publicado en México, en 1943, con el título de Xabola. La comparación del libro de Bartra con la reconstrucción novelada de "Els Vençuts" (1969) de Xavier Benguerel que nunca estuvo internado o del testimonio de Lluís Ferran de Pol a "De lejos o de cerca" (1973) -escrito originalmente en castellano para un diario de México-, permite constatar la diversidad de modelos literarios que conviven bajo el epígrafe de narrativa del exilio. La mirada del autor se impone siempre al tema y se traduce en un amplio abanico de propuestas narrativas.

Mercè Rodoreda formó parte del grupo de escritores de la Institución de Letras Catalanas acogido en el castillo de Roissy-en-Brie, cerca de París. Pero, a diferencia de Pere Calders, que se fue a México, de Agustí Bartrà y Anna Murià, que antes de ir a México pasaron por la República Dominicana, y del grupo de Xavier Benguerel, Domènec Guansé, Cèsar August Jordana, Joan Oliver y Francesc Trabal que se exiliaron en Chile, Mercè Rodoreda y Armand Obiols se quedaron en París. Tuvieron que evacuar la ciudad huyendo de la ocupación alemana y se establecieron en Limoges y Burdeos. Tras la Segunda Guerra Mundial Rodoreda permaneció en Europa. En los cuentos que empezó a publicar en las revistas del exilio hay muchas referencias a la vida de los refugiados. El protagonista de «Golpe de luna» es un exiliado que forma parte de una compañía de trabajadores extranjeros; «Orleans, 3 kilómetros» revive la fuga de París, bajo la amenaza de la aviación alemana; mientras que el extraordinario «Noche y niebla» evoca a los de la muerte a partir de la experiencia de su amigo Pierre-Louis Berthaud en Dachau.

República Dominicana fue para muchos exiliados un callejón sin salida. Sin posibilidades de ir a México, que cerró temporalmente sus fronteras, muchos de ellos aceptaron las condiciones del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que necesitaba colonos para los asentamientos agrícolas del país. ...

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Julià Guillamon

"Presentación"


Recuerda que esta antologia narrativa de autores catalanes en el exilio está escrita en catalán. 

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